En todas las religiones o creencias, desde los orígenes hasta aquí, ha estado presente este fetiche que simboliza el terror escatológico
(Rufo González).- El interés del cardenal de Madrid por recrear exorcistas nos retrotrae a situaciones que ya creíamos superadas. Compartimos la extrañeza de J. M. Castillo en su Blog de RD de hace unos días: «¿todavía no se ha enterado el cardenal Rouco de que lo del demonio y los exorcismos pertenece a un mundo de creencias mágicas que ya no tienen vigencia ni merecen que se les preste atención o interés alguno? Hace, por lo menos, cuarenta años, los mejores estudiosos de la Biblia estaban de acuerdo en que la idea del diablo (Satán) y la creencia en su existencia personal pertenecen, para el hombre «culto», para el «que ha entrado en la mayoría de edad», al mundo del mito, de la fábula o de la superstición primitiva (H. Bietenhard). Los excelentes estudios que después ha publicado O. Böcher han llegado a la misma conclusión».
Pepe Mallo me envía un artículo en que mezcla el mito y el humor. El recorrido que nos hace por los refranes y el culto a los demonios -no parece que sea uno solo, sino una «legión»- está cargado de humor. Comparto con Pepe su afirmación más clara: «El Diablo, Satanás (o como demonios se llame) es la figura mítica más representativa, simbólica y emblemática de todas las culturas, en las que se personifica la encarnación suprema del Mal«. Lo demás es cultura, que hoy nos hace sonreír afortunadamente. Aquí el texto de Pepe Mallo. Que os divirtáis con su lectura.
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