En BBC Mundo se pregunta en voz alta cómo ven a la virgen María y a su hijo los musulmanes, que conforman la segunda religión con más seguidores del planeta (después del cristianismo) y la periodista Margarita Rodríguez refelxiona largo y tendido sobre el tema.
Tan importante es la madre de Jesús para el islam que una sura, como se conocen los capítulos del Corán, lleva su nombre: Maryam (María en árabe).
Es la única mujer mencionada por su nombre en el libro sagrado de los musulmanes.
De los 114 capítulos que lo componen, la sura 19 es la única que lleva el nombre de una mujer.
«De hecho, hay más referencias a María en el Corán que las que hay en los evangelios canónicos. En total, existen al menos 70 versos coránicos que mencionan a María», indica Zeki Saritoprak, profesor de Teología y Estudios Islámicos de la Universidad John Carroll, en Estados Unidos, en el texto «María en el islam» del sitio web Oxford Bibliographies.
Recuerdo que cuando entrevisté, en 2008, a Ahmad Mahir Sabik, uno de los voceros de la organización Muslim Welfare House (Casa de asistencia para el musulmán) de Londres, me llamó la atención la admiración con la que hablaba de María.
«Cuando mencionamos el nombre de María añadimos la frase: ‘La paz esté con ella’. María es una mujer sumamente respetada por los musulmanes y quien no la honre no puede considerarse musulmán».
Más que un nombre
Según los musulmanes, seis siglos después del nacimiento de Jesús, Dios le reveló el Corán al profeta Mahoma por medio del ángel Gabriel, el mismo que, según el cristianismo y el islam, le anunció a María que estaba embarazada.
Literatura especializada en el Islam señala que en el Corán, María es nombrada más veces que cualquier miembro de la familia del profeta Mahoma.
De acuerdo con Mahir Sabik, la trascendencia de María en el Islam radica principalmente en el hecho de que fue la madre de Jesús (Isa en árabe, el idioma que hablaba Mahoma).
Para los musulmanes, Jesús fue -como Abraham, Moisés, Mahoma- un mensajero de Dios.
El islam, al igual que el cristianismo, cree que la concepción de Jesús fue un milagro.
En la sura de la Familia de Imrán se encuentra el relato en el que se le anuncia «la buena nueva» a María, la revelación de que será la madre de quien el texto denomina como el «Ungido».
La respuesta de María aparece en el verso 47:
«¡Señor mío! ¿Cómo voy a tener un hijo si ningún hombre me ha tocado?»
Más adelante, en la sura de Los profetas, se enfatiza la castidad de María: «Y aquella que conservo su virginidad (Maryam), insuflamos en ella parte de Nuestro espíritu e hicimos de ella y de su hijo un signo para todos los mundos».
Pese a que ambas religiones comparten su admiración por María, existen diferencias cruciales en la historia de la madre de Jesús.
A diferencia del cristianismo, en el islam no se hace referencia a José, quien según la Biblia era el esposo de María. De hecho, para los musulmanes la madre de Jesús no estaba casada cuando quedó embarazada.
Como explica Mahir Sabik, María decidió alejarse de su familia y de su comunidad para dar a luz completamente sola bajo la sombra de una palmera.
El Corán relata el nacimiento de Jesús en los versos que van del 22 al 25 de la sura María:
«Así pues lo concibió y se retiró a un lugar apartado. Y le sobrevino el parto junto al tronco de la palmera. Dijo: ‘¡Ojalá hubiera muerto antes de esto, desapareciendo en el olvido!’
Y la llamó desde abajo:
‘No te entristezcas, tu Señor ha puesto un arroyo a tus pies’.
‘Sacude hacia ti el tronco de la palmera y caerán dátiles maduros y frescos'».
De acuerdo con Saritoprak, otra indicación de la importancia de María en el islam es que en algunos versos del Corán se hace referencia a Jesús como «el hijo de María».
Pese a que en la historia del islam existen muchas mujeres a quienes las musulmanas admiran (como las esposas e hijas de Mahoma), María representa un modelo a seguir para muchas de ellas, según me dijo, también en 2008, Asmaa Rezki, una joven musulmana.
«María fue escogida por Dios, entre todas las mujeres del mundo, para ser la madre de uno de sus profetas. Ella es un símbolo de pureza y un ejemplo de sometimiento a Dios».
La madre de Jesús también es un ejemplo de paciencia y de valentía para los musulmanes, pues de regreso a su comunidad, María fue cuestionada, como se lee en los versos de la sura María.
«Y llegó a su gente llevándolo en sus brazos y dijeron: ‘¡Maryam! Has traído algo muy grave.
¡Hermana de Aarón! Tu padre no ha sido un hombre de mal ni tu madre una fornicadora’.
De acuerdo con el Corán, Jesús habló siendo un recién nacido:
«Yo soy el siervo de Allah. Él me ha dado el libro y me ha hecho profeta».
«Jesús juega un papel prominente en la tradición islámica y es con frecuencia considerado el profeta más importante después de Mahoma», señala Robert Shedinger, profesor de religión del Luther College de Estados Unidos, en el texto sobre Jesús del sitio web Oxford Bibliographies.
De hecho, al conversar con algunos musulmanes noto que cuando se refieren al profeta Mahoma, añaden (tras pronunciar su nombre) la frase: «La paz esté con él». Cuando hablan de Jesús hacen exactamente lo mismo.
Como en América Latina, en donde Jesús y María son dos nombres muy populares, en el mundo musulmán también es muy común llamar a los niños Isa (Jesús en árabe) y a la niñas, Maryam.
Sin venerar
Una de las principales discrepancias entre el islam y el catolicismo se hace absolutamente clara en la interpretación que hace cada religión de María y de su hijo.
Mientras que para los católicos, la Virgen María es la madre de Dios, quien se hizo hombre en Jesús, para los musulmanes, Jesús no es Dios y, por ende, María no es la madre de Dios.
En el islam, ni María ni Jesús son vistos como intercesores ante Dios. Fueron seres humanos a quienes -de acuerdo con esta religión- no se les reza ni se les pide nada.
«Nosotros creemos que el único que puede beneficiarnos, en esta vida y en la próxima, es Alá (Dios). Entonces ¿por qué deberíamos venerar a alguien más si Alá es quien lo puede todo? (…) María no puede ayudarnos».
Jesús, quien es mencionado en el Corán 25 veces, es descrito como «un milagro de Dios (…) como el profeta de la paz por excelencia, quien predijo que llegaría Mahoma y, por lo tanto, podría decirse que es el presagio del Islam», dice el historiador palestino Tarif Khalidi en el artículo «Jesús a través de ojos musulmanes» que escribió para la BBC.
En el Corán también se reconoce la habilidad de Jesús para hacer milagros.
Las representaciones de las diferentes advocaciones de María son una constante tanto en los templos católicos como en las casas, los vehículos y las prendas de muchos de sus feligreses, por mencionar algunos ejemplos.
La Iglesia Católica sostiene que la oración que sus fieles dirigen a María no es adoración a la imagen de la madre de Jesús. Enfatiza, además, que las súplicas hechas a María buscan su intermediación ante Dios, que según el Misterio de la Santa Trinidad, se hizo hombre en Jesús.
El islam, por su parte, es reacio a que los profetas sean representados a través de imágenes de cualquier tipo. En las mezquitas, por ejemplo, no existen imágenes de personas. En sus paredes hay versos del Corán en caligrafía árabe.
La corriente sunita del islam considera que también es ofensivo representar a María. Sin embargo, muchos chiitas, otra rama de esa religión, se muestran más flexibles ante las imágenes de figuras del islam.
De hecho, una película iraní llamada Maryam al-Muqaddash (La honorable santa María) recrea los versos del Corán que relatan la historia de María, quien es interpretada por una joven actriz.
Otra discrepancia clave
Además de considerar a Jesús un ser humano, no Dios ni el Hijo de Dios, hay otra diferencia clave entre el catolicismo y el islam con respecto a él: la forma en que murió.
Y es que, para la tradición islámica, Jesús no fue crucificado.
«El Corán niega las creencias cristianas sobre la crucifixión y la resurrección de Jesús, afirmando en cambio que, aunque parecía que había sido crucificado, Dios de hecho elevó a Jesús ante su presencia», indica el sitio web de la Universidad de Oxford dedicado a los estudios islámicos.
Los versos 157 y 158 del Corán dicen:
«Y por haber dicho: ‘Nosotros matamos al Ungido, Jesús, hijo de Maryam, mensajero de Alá’. Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Y los que discrepan sobre él, tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó, solo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron.
Sino que Alá lo elevó a Sí. Alá es Poderoso y Sabio».
Pese a las diferencias y a que los musulmanes no celebran su nacimiento, Jesús es un profeta amado por el islam, es un maestro, un líder espiritual.
Durante mucho tiempo, el liderazgo del catolicismo ha reconocido el profundo respeto del islam por María y Jesús.
Y, para muchos, ese es uno de los mejores puentes para establecer un diálogo entre ambos mundos.