"Que La Iglesia pueda seguir testimoniando a Cristo en esas tierras benditas y buscando la comunión en la unidad"
El papa Benedicto XVI pidió este miércoles «la tan deseada paz» en Oriente Medio, «en el respeto a las legítimas diferencias», durante su audiencia general semanal en el Vaticano, a dos días de su visita a Líbano.
El Papa, que habló en francés, animó a los cristianos «a ser constructores de paz y actores de reconciliación», en un momento en que la crisis siria no conoce descanso.
«Pidamos a Dios dar la tan deseada paz a Oriente Medio», dijo Benedicto XVI y animó especialmente a «los cristianos de Oriente Medio, ya sean nativos o recién llegados, a ser constructores de paz y actores de reconciliación».
«La historia de Oriente Medio nos enseña el importante papel y, a menudo, primordial que las comunidades cristianas jugaron en el diálogo interreligioso e interculutral», añadió.
La riqueza de las diferentes comunidades religiosas de Líbano, y más ampliamente de Oriente Medio, solo perdurará «si vive en la paz y la reconciliación permanente», afirmó Benedicto XVI.
Desde el próximo viernes y hasta el domingo, Benedicto XVI acudirá a Líbano en un viaje difícil a un país limítrofe con Siria y donde cada una de sus palabras sobre los equilibrios políticos y el pluralismo religioso en Oriente Medio serán observadas y medidas.
Benedicto XVI debería principalmente llamar a los cristianos a trabajar por la paz y la democracia, en buena armonía con el islam. Debería exaltar un modelo de laicidad que garantice la diversidad religiosa y podría adoptar un tono más firme para pedir a los musulmanes que respeten la identidad cristiana.
(RV).- Reiterando la importancia de rezar, en particular para la Iglesia que peregrina en la historia, Benedicto XVI prosiguió sus catequesis sobre la oración, que es como una ventana abierta hacia el amor de Dios, y en la víspera de emprender el vigésimo cuarto viaje internacional de su pontificado, que le llevará al Líbano, dirigió una nueva invitación especial a rogar por la paz en toda la región con un nuevo apremiante llamamiento:
«Queridos peregrinos, dentro de dos días, hacia esta hora, estaré volando rumbo al Líbano. Me alegra este viaje apostólico. Me permitirá encontrar a numerosos componentes de la sociedad libanesa: responsables civiles y religiosos, fieles católicos de diversos ritos y otros cristianos, musulmanes y drusos de esta región. Doy gracias al Señor por esta riqueza, que sólo podrá proseguir si vive en la paz y en la reconciliación permanente. Por ello, exhorto a todos los cristianos de Oriente Medio, a los que nacieron allí y a los que han llegado luego, a ser constructores de paz y agentes de reconciliación. Pidamos a Dios que fortifique la fe de los cristianos del Líbano y de Oriente Medio, colmándolos de esperanza. Agradezco a Dios por su presencia y aliento a la Iglesia toda a la solidaridad, con el fin de que pueda seguir testimoniando a Cristo en esas tierras benditas y buscando la comunión en la unidad. Rindo gracias a Dios por todas las personas y todas las instituciones que, de múltiples maneras, ayudan en este sentido. La historia de Oriente Medio nos enseña el papel importante y a menudo primordial jugado por las diferentes comunidades cristianas en el diálogo interreligioso e intercultural. Pidamos a Dios que done a esta región del mundo la paz tan anhelada, en el respeto de las legítimas diferencias ¡Que Dios bendiga al Líbano y Medio Oriente! ¡Que Dios bendiga a todos!».
Continuando con su catequesis sobre la oración, con la segunda parte del libro del Apocalipsis, el Obispo de Roma dijo en español que, se trata de «una plegaria que se orienta al mundo entero, pues la Iglesia camina en la historia y forma parte de ella. La asamblea cristiana es invitada a mirar la realidad con los ojos de Dios».
El Sucesor de Pedro expresó que Dios «es inefable, pero su presencia misteriosa manifiesta su cercanía al hombre, con el que ha establecido su alianza. Su plan es inescrutable para nosotros, pero Cristo, muerto y resucitado, ha iluminado el proyecto de Dios en la historia.»
Desde esta misma perspectiva el Papa afirmó que Dios: «Al mostrarnos su victoria sobre los males que el hombre comete y lo afligen, Él nos llama a la esperanza, a no desanimarnos frente al sufrimiento».
El Papa expresó también que «en nuestra acción de gracias, participamos en la liturgia celeste, donde nuestras oraciones son ofrecidas como incienso de suave olor. Ninguna de ellas se pierde y a ellas responde el Señor haciendo sentir su voz en la tierra. El libro del Apocalipsis, pues, nos llama a reconocer a Cristo que viene y a invocarlo, sintiendo presente su gracia».
Finalmente Benedicto XVI invitó a todos «a participar en la Eucaristía, en particular el día del Señor. Así podremos escuchar, dar gracias, contemplar y pedir perdón al Señor, a ejemplo de la asamblea orante del Apocalipsis, que lo alaba en la liturgia celeste».