El cardenal Tauran ha expresado su deseo de que los líderes de la comunidad musulmana condenen el suceso
El presidente del consejo de la Iglesia Católica para el diálogo interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, ha descrito este jueves como «una humillación para la Humanidad» el linchamiento de un matrimonio católico acusado de blasfemia en Pakistán.
«Estoy sorprendido. Te quedas sin palabras ante un acto tal de barbarie. Lo que es peor es que se ha invocado específicamente la religión, pero una religión no puede justificar este tipo de crímenes», ha dicho, en una entrevista concedida a la emisora Radio Vaticano.
«Hay una ley de blasfemia, que es un problema. ¿Por qué no interviene la comunidad internacional?», se ha preguntado. «Hay creencias religiosas que han de ser respetadas, pero es necesario mantener un mínimo de humanidad y solidaridad«, ha valorado.
En este sentido, ha recalcado que «en el año que ha pasado desde que se introdujo la ley contra la blasfemia, ha habido 60 ejecuciones (…), no sólo de cristianos, sino también de otras minorías».
«No podemos intervenir en los asuntos internos de un estado, pero hay que ayudar a los responsables de hacer las políticas a que encuentren soluciones valiosas para el hombre y la civilización», ha manifestado Tauran.
Por último, ha expresado su deseo de que los líderes de la comunidad musulmana condenen el suceso, al tiempo que ha dicho que «hay que admitir que las primeras víctimas son los musulmanes, ya que estos crímenes dan una imagen terrible del Islam».
EL SUCESO
Los medios locales han informado de que el matrimonio cristiano estaba acusado de quemar una copia del Corán y arrojarlo a la basura en la provincia de Punjab el pasado martes. La Policía ha dicho que sus cuerpos fueron quemados en la fábrica de ladrillos en la que trabajaban.
Las acusaciones por blasfemia, incluso cuando se llevan ante la justicia, pueden conllevar pena de muerte en Pakistán, de mayoría musulmana. Es complicado luchar contra ello ya que las leyes no definen claramente qué es la blasfemia. La presentación de la evidencia puede estar, en ocasiones, considerada como una infracción.
Los cristianos suponen alrededor del cuatro por ciento de la población paquistaní y suelen tener un perfil bajo en un país en el que los milicianos suníes atacan frecuentemente a los colectivos que consideran herejes, entre los que se incluyen los cristianos, los sufíes y los chiíes.
Todas las minorías que habitan en Pakistán consideran que el Estado no hace lo suficiente para defenderlos e, incluso, tolera la violencia contra ellos.
El mes pasado, un hombre británico que padecía una enfermedad mental y había sido sentenciado por blasfemia a principios de año, fue asesinado a tiros en su celda por un guardia de la prisión.
También en octubre, un jurado paquistaní confirmó la pena de muerte a una mujer cristiana, Asia Bibi, también acusada por blasfemia. Un caso que acaparó titulares de todo el mundo después de que dos reputados políticos que trataron de ayudarla fueran asesinados. (RD/Ep)