"Ningún obispo puede decirse a sí mismo: ‘Este problema de abuso en la Iglesia no me concierne'"

Gracias reclama que los abusadores dentro de la Iglesia «rindan cuentas ante las autoridades civiles»

El cardenal indio, miembro del C6, sostiene que "cada uno de nosotros es responsable de toda la Iglesia"

Gracias reclama que los abusadores dentro de la Iglesia "rindan cuentas ante las autoridades civiles"
"Ningún obispo puede decirse a sí mismo: ‘Este problema de abuso en la Iglesia no me concierne'" Osservatore Romano

El abuso sexual de menores y otras personas vulnerables no solo viola la ley divina y eclesiástica, sino que también es un comportamiento criminal público

(Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en Roma).- El primer día, ayer, fue el de la autocrítica y reconocer la grave inacción que hace años arrastra la Iglesia frente a la pederastía. También fue el de reclamar medidas concretas, para lo que el papa Francisco (una vez más) dio el primer paso y lanzó 21 propuestas para que se discutan con sinodalidad y colegialidad.

La jornada de este viernes inició con un eje bien claro: la rendición de cuentas, o accountability en su versión de la ciencia política estadounidense.

Fue el cardenal indio Oswald Gracias el encargado de inaugurar hoy en el Vaticano la segunda jornada de discusiones de la cumbre anti-pedofilia y tardó apenas algunas líneas en dejar claro el rumbo del día: sentado junto al pontífice, reclamó que los miembros de la Iglesia culpables de abusos sexuales «tienen la obligación de rendir cuentas ante las autoridades civiles».

 

 

«Aquellos que son culpables de un comportamiento criminal, en justicia tienen la obligación de rendir cuentas ante las autoridades civiles por dicho comportamiento», planteó Gracias, arzobispo de Bombay, al pronunciar su discurso en el segundo día de trabajo de la reunión a la que asiste a tiempo completo Jorge Bergoglio junto a 190 participantes de todo el mundo.

La línea de Gracias fue clara: como parte de la sociedad, la Iglesia no puede seguir viviendo a espaldas del mundo cuando se dan estos casos: «Aunque la Iglesia no es un agente del Estado, reconoce la autoridad legítima de la ley civil y del Estado. Por lo tanto, la Iglesia coopera con las autoridades civiles en estos asuntos para hacer justicia a los sobrevivientes y al orden civil», pidió.

«Ningún obispo puede decirse a sí mismo: ‘Este problema de abuso en la Iglesia no me concierne, porque las cosas son diferentes en mi parte del mundo’. Cada uno de nosotros es responsable de toda la iglesia«, destacó Gracias, miembro también del C6, el grupo de cardenales que asesora al pontífice en la reforma de la Curia.

«Juntos, tenemos responsabilidad y obligación de rendir cuentas. Extendemos nuestra preocupación más allá de nuestra Iglesia local para abarcar a todas las iglesias con las que estamos en comunión», pidió, de cara a 114 presidentes de conferencias episcopales.

 

 

Según Gracias, «el abuso sexual en la Iglesia Católica y la consiguiente incapacidad de abordarlo de una manera abierta, efectiva y rindiendo cuentas respecto a ello, ha causado una crisis multifacética que ha asediado y herido a la Iglesia, por no hablar de aquellos que han sido abusados».

En un tono de autocrítica similar al que primó ayer en la jornada inaugural, el purpurado asiático aseveró que «no se puede ignorar que tratar el tema del abuso de la manera correcta ha sido difícil para nosotros en la Iglesia por varias razones».

«Una tarea fundamental que nos incumbe a todos, individual y colegialmente, es la de restablecer la justicia a quienes han sido violados«, enfatizó, en línea con el eje del segudo día, que estará centrado en la rendición de cuentas o accountability.

«El abuso sexual de menores y otras personas vulnerables no solo viola la ley divina y eclesiástica, sino que también es un comportamiento criminal público», les recordó a los representantes eclesiásticos, que luego deberán volver a aus países para transmitir los lineamientos de la cumbre.

En ese marco, Gracias, sentado junto al papa Francisco en el Aula Nueva del Sínodo, planteó que «es importante identificar y aplicar medidas para proteger a los jóvenes y a las personas vulnerables de futuros abusos».

«Lo más importante es que el abuso inflige daño a los sobrevivientes. Este daño directo puede ser físico. Inevitablemente, es psicológico con todas las consecuencias a largo plazo de cualquier trauma emocional grave relacionado con una profunda traición a la confianza», lamentó.

«Por muy grave que sea el abuso directo de niños y adultos vulnerables, el daño indirecto infligido por aquellos con responsabilidad directiva dentro de la Iglesia puede ser peor al revictimizar a aquellos que ya han sufrido abuso«, planteó en esa línea.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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