(PD).- Mientras el Real Madrid desmiente «categóricamente» que haya firmado un preacuerdo con Cristiano Ronaldo, ni con su representante, ni con el Manchester United, Florentino Pérez vuela hacia la presidencia sin nadie que le convoque a duelo el 14 de junio.
Primero tiró la toalla Eugenio Martínez Bravo, sin poder cubrir el aval de 57,3 millones de euros. Ayer se retiró de la contienda Juan Onieva, veinticuatro horas después de presentarse oficialmente.
Cuando el viernes acudió a su quiosco habitual lo hizo con los dos ojos medio cerrados, muy apretados, como los malos estudiantes al acercarse al tablón de notas. Efectivamente, lo que se temía: suspenso mayúsculo.
Juan Onieva comprendió en ese instante, apenas 20 horas después de su rueda de prensa esperpéntica, que la intentona para ser candidato a las elecciones del Real Madrid había nacido muerta. Su original lema de campaña, «Yes, we can» («Sí, podemos»), pasó de golpe y porrazo al «No, I can’t» («No, no puedo»).
A primera hora de la mañana, lo que no se esperaba Onieva (o sí) era que Carlos González, que iba a ser su vicepresidente de candidatura, y que se había presentado el jueves junto a él en el Hotel Hesperia, buscara de inmediato una salida de emergencia.
«Yo aquí no me meto porque no hay nada que hacer», debió pensar al repasar sólo por encima el triste eco de una puesta en escena que pasará a la pequeña historia negra de los procesos electorales del club blanco, asunto sobre el que ya hay material más que suficiente para una enciclopedia.
Sobre González caía la responsabilidad de sustentar, como mínimo, la mitad del aval de 57,3 millones de euros que se tenía que presentar ante la Liga de Fútbol Profesional y la Junta Electoral del Real Madrid para tener derecho al par de guantes de 16 onzas con el que acudir a la pelea.