Tocado y casi hundido. Andrés Iniesta se toma la vida con perspectiva. El manchego ha aprendido a blindarse hasta el extremo, pero lleva meses coleccionando decepciones que hacen mella.
Acusado de madridista por algunos sectores de la alturas del Barça –“Yo era del Real Madrid a todo poder”, una confesión del ‘8’ que lo persigue en el Camp Nou-, sus simpatías por el Real –con quien tuvo apalabrado su pase con la candidatura de Juan Palacios/José Antonio Camacho en las elecciones a la presidencia blanco de 2006- no ayudan. Y el drama llega alto y claro a la capital.
Andrés Iniesta se ha convertido en un problema mayúsculo para un Barcelona que no sabe cómo hacer las cosas con manchego.