Es difícil ignorar la sombra de Zinedine Zidane cuando se habla del futuro de la selección nacional de Francia. ¿Es esta una decisión inevitable o simplemente el reflejo de un deseo colectivo de revivir glorias pasadas bajo una figura legendaria?
Zidane, el hombre que llevó al Real Madrid a tres Champions consecutivas, no necesita una carta de presentación. Su carrera como entrenador puede haberse limitado al club blanco, pero lo que logró en esas dos etapas al frente del banquillo lo ha colocado en un pedestal reservado para unos pocos elegidos.
Sin embargo, la selección nacional es un animal distinto. Gestionar egos, unificar talentos dispares y soportar el peso de las expectativas de una nación son retos que trascienden los logros individuales.
Un Destino ¿Marcado o Construido?
La opinión de L’Equipe es clara: Zidane “jamás será un entrenador normal”. Y, sin duda, su historia de éxito como jugador y técnico lo convierte en una figura especial. Pero su estatus de favorito natural también plantea una pregunta incómoda: ¿Es el más adecuado para los ‘Bleus’ simplemente porque su nombre genera consenso? RMC Sports lo describe como el candidato más legítimo, alguien que ha esperado pacientemente su momento. Pero no debemos confundir paciencia con garantía de éxito.
Por otro lado, Thierry Henry surge como la única alternativa plausible. Su trayectoria reciente, llevando a la selección sub-21 a la final olímpica, ha restaurado algo de su reputación tras su desafortunado paso por el Mónaco. Si bien no tiene el carisma de Zidane, su experiencia como jugador de élite y su trabajo dentro de la Federación Francesa lo posicionan como un candidato digno de consideración.
El Factor Humano
No hay que subestimar la importancia de la dinámica humana en la selección. Deschamps, con su enfoque pragmático y a veces tachado de “rígido”, ha sabido maximizar el potencial de Francia, llevándola a un título mundial y a una constante presencia en la élite. Zidane, por su parte, representa una visión más libre, menos teórica, pero igualmente efectiva.
Sin embargo, su éxito en el Real Madrid se produjo en un contexto muy específico: con jugadores que ya conocían la victoria y un club acostumbrado a la presión extrema. En los ‘Bleus’, su misión sería diferente. Tendría que construir sobre los cimientos de Deschamps, manteniendo la cohesión de un equipo que ya es una potencia global.
¿Qué Significa Zidane para Francia?
El simple hecho de que Zidane haya rechazado ofertas de clubes desde 2021 muestra su enfoque claro: está esperando a los ‘Bleus‘. No es solo una cuestión profesional, sino también personal. Para muchos, verlo al frente de la selección sería la culminación de un ciclo casi mítico. Pero la nostalgia no gana campeonatos.
En un panorama donde otros técnicos franceses —como Christophe Galtier o Bruno Genesio— no parecen estar ni remotamente cerca de competir por el puesto, Francia tiene que decidir si sigue el camino que parece más obvio o si toma un riesgo calculado con alguien como Henry.
El Veredicto
Zidane puede ser el favorito indiscutido, pero también representa una apuesta cargada de expectativas. Francia tiene ante sí una decisión crucial: optar por la seguridad de una figura legendaria o explorar una visión alternativa que podría sorprender. En 2026, el mundo observará si los ‘Bleus’ eligen revivir su pasado o construir un futuro con una nueva identidad.
Al final, el debate no es solo sobre quién ocupará el banquillo, sino sobre qué tipo de selección quiere ser Francia en los próximos años. Zidane es una leyenda, sí, pero ¿será también el arquitecto del próximo capítulo glorioso de los ‘Bleus’?