Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

La discriminación de la mujer y las religiones

ll

 

Hasta la llegada del judaísmo, una religión de pastores, con origen en un personaje llamado Abraham, del que no existe constancia histórica alguna, pero que del estudio médico de sus supuestos actos, resulta haber padecido epilepsia del lóbulo temporal y esquizofrenia, algo que al parecer afectó posteriormente a Saulo de Tarso, Julio Cesar, Mahoma, Juana de Arco, Teresa de Jesús, Dostoievsky, etc., ninguna que prosperase posteriormente, había fundado su existencia en la creencia en un único dios y la intransigencia que ello ha supuesto a lo largo de nuestro devenir histórico.

Conviene aclarar que la epilepsia del lóbulo temporal, conocida en Irlanda como “enfermedad de San Pablo”, suele producir alucinaciones acompañadas de fogonazos, visiones (ángeles, dioses, demonios, paraísos, etc.), ira, disminución del interés sexual, pérdidas de conciencia que alteran la razón y que se manifiestan generalmente a través de supuestos mensajes relacionados con aquellos mundos en el que el ser en cuestión se halla mas directamente relacionado o afectado.

Viene esto a cuenta de una frase leída hace unos días en la que se asegura que “la discriminación por género tiene su origen en las religiones”. Evidentemente, la violencia machista, se manifiesta amparada en el concepto profundamente arraigado de la superioridad del hombre sobre la mujer y de la necesaria sumisión de esta, avalado todo ello por un poder físico superior y por la aceptación secular de tales planteamientos, generalmente en sociedades sometidas a religiones, como el judaísmo o sus derivados, el Islam y el cristianismo en sus múltiples ramas.

La evidencia de tales planteamientos en el judaísmo y en el Islam es manifiesta aun hoy en día. El ámbito de actuación del cristianismo, abarcando países mucho mas avanzados que los de influencia de los otros, disfraza quizá de forma mas sutil la consideración que hacia la mujer tiene esta escisión del judaísmo que propició Saulo de Tarso cuando, junto a sus seguidores, fué creando el cristianismo y que bien se encargó de dejarlo claro desde un principio.

Conviene no obstante señalar que nada se destaca en este sentido en cuanto a la figura de Jesús de Nazaret, de quien tampoco nada se ha señalado en cuanto a la misoginia que posteriormente y hasta nuestros días ha “alumbrado” a su Iglesia, quien una vez más, en esto como en tantas cosas, ha vuelto a traicionar y enmascarar el mensaje del nazareno.

Saulo, conocido posteriormente por San Pablo, nacido en Tarso (actual Turquía), era por una parte un judío fariseo y por otra descendiente de un liberto romano y por tanto con ciudadanía romana, habiendo participado, entre otras machadas, en la lapidación de San Esteban. A su vez era encargado, como judío, de perseguir a una de las muchas sectas de entonces (no perderse la vida de Brian), la secta judeocristiana que seguía las enseñanzas de Jesús de Nazaret, un judío que nunca pretendió crear religión alguna, sino modificar y actualizar la judía de la que nunca renunció y al que Saulo no llegó a conocer, aunque le hiciera el traje que hoy se nos transmite.

Saulo, quien abandona el judaísmo y a los seguidores de Jesús hasta entonces para, tras autonombrarse apóstol en supuesto contacto directo con Jesús a través de supuestas visiones periódicas (esquizofrenia), crear el cristianismo hecho a su imagen y semejanza y coincidente con las profecías judaicas que anunciaban un salvador, consigue que su magisterio sea el que finalmente haya llegado hasta nuestros días.

Pues bien, este personaje del que recomiendo la lectura que sobre su persona ha escrito Antonio Piñero, quizá la máxima autoridad actual en la materia “Guia para entender a Pablo de Tarso, una interpretación del pensamiento paulino”, ha dejado escrito, principalmente en sus epístolas (escritas entre 20-25 años tras la muerte de Jesús y con anterioridad a los evangelios), las siguientes perlas hacia la mujer que, por otra parte, para la sociedad hebrea no era mucho más que un instrumento reproductivo: “La cabeza de la mujer es el varón”. “La mujer es la gloria del hombre. No se creó al hombre para la mujer, sino la mujer para el hombre”. “Las mujeres deben someterse a sus propios maridos”. “A la mujer no le consiento enseñar ni arrogarse autoridad sobre el varón, sino que ha de estarse tranquila en su casa”. “Adán no fue engañado, sino la mujer, quien seducida, se hizo culpable de transgresión”. “Será empero salva por ser madre, mientras permanezca con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad”. “Las casadas están sujetas a sus maridos, en todo”. “Vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar, sino que están sujetas, como también dice la ley. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación”, etc., etc.

Vemos, algunas perlas de auténticos misóginos, algunos además de una ignorancia supina, llevados la mayoría a los altares por la Iglesia.

Tertuliano: “Tu eres la puerta del diablo. Tu persuadiste a aquel a quien el diablo no se atrevía a atacar de frente. Por tu culpa tuvo que morir el Hijo de Dios. Deberías ir siempre vestida de luto y harapos”.

San Jerónimo: “Nada más impuro que una mujer esté menstruando. Todo lo que toca lo convierte en impuro.” “La mujer es la puerta del diablo, la senda de la iniquidad, la picadura de la serpiente, en una palabra, un objeto peligroso”.

San Agustín: “No alcanzo a ver que utilidad puede servir la mujer para el hombre, si se excluye la función de concebir niños”. “Las mujeres no deben ser iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser segregadas, ya que son causa de insidiosas e involuntarias erecciones en los santos varones”. “La mujer, más débil en cuanto a vigor de alma y fuerza corporal, está sujeta por naturaleza al hombre, en quien la razón predomina”. “El padre tiene que ser más amado que la madre y merece mayor respeto, porque su participación en la concepción es activa y la de la madre simplemente pasiva y material”. “La mujer es un ser inferior y no está hecha a imagen y semejanza de Dios. Corresponde, pues, a la justicia así como al orden natural de la humanidad, que las mujeres sirvan a los hombres. El orden justo solo se da cuando el hombre manda y la mujer obedece”.

San Juan Crisóstomo: “Que otra cosa es la mujer sino una enemiga de la amistad, un castigo inevitable, un mal necesario, una tentación natural, una calamidad deseable, un peligro doméstico, un detrimento deleitoso, una naturaleza ruda pintada de bellos colores”. “Las mujeres están esencialmente para satisfacer la lujuria de los hombres”.

San Ambrosio: “La mujer solo es fuerte en el vicio y daña la valiosa alma del varón. Adán es igual al alma. Eva es igual al cuerpo”.

Santo Tomás de Aquino: “En lo que se refiere a la naturaleza del individuo, la mujer es defectuosa y mal nacida, porque el poder activo de la semilla masculina tiende a la producción de un perfecto parecido en el sexo masculino, mientras que la procedencia de la mujer proviene de una falta del poder activo”. “Como individuo la mujer es un ser endeble y defectuoso”. “La mujer es un defecto de la naturaleza, una especie de hombrecillo defectuoso y mutilado. Si nacen mujeres se debe a un defecto del esperma o de los vientos húmedos. Solo es necesaria para la reproducción”. “Un matrimonio sin relaciones carnales es más santo”.

Este “fenómeno”, este ignorante imbécil, sigue siendo para la Iglesia católica, patrón de los estudiantes…

Erasmo de Rótterdam: “La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso”.

Martín Lutero: “”No hay manto ni saya que peor siente a la mujer o a la doncella que querer ser sabia”. “Las niñas empiezan a caminar y a hablar antes que los niños porque la maleza crece siempre más rápido que las buenas semillas”.

Si, creo que la discriminación y consecuentemente la violencia de genero, tienen su origen más en la consideración que de la mujer tiene la religión y la “educación” que por ello hemos mamado, que en la incultura, algo que debería obligar a la sociedad a reaccionar en tanto no rectifiquen abiertamente su postura, no solo histórica, sin desgraciadamente mantenida y en gran manera conservada, en detrimento de la consideración y la dignidad de la mujer, a quien hoy las religiones abrahamicas siguen considerando un ser inferior, lo que en el catolicismo, centrado en su mayor parte en el primer mundo, se me antoja todavía mas grave, cuando tanto en su Institución como en sus distintas manifestaciones, sigue relegada a misiones poco menos que de labores de intendencia al servicio del hombre.

Jesús de Nazaret no tiene nada que ver con todos estos canallas que a lo largo de los siglos han ido adulterando poco a poco su mensaje, a favor de sus propios intereses o debilidades, nada que ver con una Iglesia que hoy es la imagen más clara de lo que él combatiría, incapaz de rectificar, de hacer un ejercicio de “memoria histórica” y de ir puliendo dignidades otorgadas a canallas reprimidos y misógenos como los anteriormente mencionados, que en nada ayudan al mensaje de aquel hombre que abrió un camino para muchos en cuanto a sus enseñanzas, e incluso a la dignificación de la mujer de su época, prostitutas incluidas, y a quien seguramente hubiera ofendido que posteriormente, quienes rigen la organización montada a partir de su mensaje, hubieran hecho de su madre un ser ajeno a su condición natural de mujer, a su padre un engañado y a sus hermanas, seres condenadas a ser absoluta y vergonzosamente ignoradas.

Yo no se si existe dios o diosa alguna, pero algo si tengo claro: de existir, nada tiene que ver con este que nos venden y menos con uno que haya hecho a la mujer de una costilla de un hombre.

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

Lo más leído