El 1 de abril de 2020 ha fallecido, en Madrid, Mhamed Uld Jadad. Aunque su nombre no era excesivamente conocido fuera de los círculos de la población saharaui o de entornos especializados, me atrevería a decir que ha sido la figura más importante en los últimos 24 años en la lucha por la descolonización del Sahara Occidental. Aunque se ha dicho casi todo sobre él quisiera, a más de sintetizar buena parte de lo que se ha escrito, intentar al menos añadir algo para entender a este personaje esencial en la historia reciente del Sahara Occidental.
@Desdelatlantico.
I. LAS CUALIDADES DE JADAD COMO PERSONA
Son muchos los que han destacado las cualidades que reunía Jadad. Cualidades poco habituales en esta época. Pero que ayudan a entender su acción política.
Es difícil decir cuál era la virtud que tenía en mayor medida por lo que esta enumeración no debiera entenderse por el orden en que las ejerció.
Jadad fue una persona extraordinariamente honrada. Hoy que hay tantos políticos corruptos, no sólo en España, sino también, desgraciadamente, en la política del Norte de África, Jadad destaca porque siendo quizá uno de los dos o tres individuos más poderosos en el seno de la República Saharaui y el Frente Polisario nunca se enriqueció personalmente. Siendo un hombre religioso, sin ser extremista, tenía costumbres muy austeras. No tenía excesos de ningún tipo. Jadad era el vivo desmentido de la propaganda del servicio secreto marroquí contra los dirigentes del Frente Polisario.
Se trataba también de una persona extraordinariamente discreta y humilde. Diría que también tímido. No buscaba «los focos» y de hecho sólo ocupó un puesto de cierta relevancia «pública», que fue el puesto de Embajador de la RASD en Argelia. En sus demás puestos siempre estaban en «segunda fila». Incluso cuando formaba parte del equipo negociador con Naciones Unidas prefería la segunda fila. Así, por ejemplo, siendo sin duda el miembro con más peso político de la Delegación saharaui que participó en las conversaciones auspiciadas por el último Enviado Personal del Secretario General de la ONU, él no era (pudiendo serlo, de quererlo), el jefe de la Delegación. Jadad igualmente era el encargado de algunas delicadas misiones diplomáticas, principalmente ante el presidente de Mauritania.
Jadad era un gran trabajador. Rara virtud en quienes están en la cúpula de una organización política. Cuando un político llega a lo más alto suele gustar de que le sirvan y trabajar poco. Hay excepciones, claro, y una de ellas fue Jadad. Si había que trabajar era él el primero en hacerlo y en hacerlo sin descanso.
Finalmente, Jadad era un hombre tranquilo, a menudo sonriente, apacible. No era casual que fuera uno de los principales defensores de la salida pacífica al conflicto del Sahara Occidental.
II. UN PERSONAJE CENTRAL EN EL PROCESO DE PAZ DEL SAHARA OCCIDENTAL
Aunque Mhamed Jadad se halla enrolado en el Frente Polisario desde los primeros momentos y tuvo puestos de responsabilidad en los años ochenta, sólo llega realmente a la cúpula a partir de 1997. Ese año fue nombrado el primer «Enviado Personal» del Secretario General de Naciones Unidas para el Sahara Occidental con el objetivo de desbloquear el «Plan de Arreglo» aceptado por las partes y aprobado por el Consejo de Seguridad que se enfrentó a las maniobras entorpecedoras de Marruecos. El gran logro de ese primer Enviado Personal, James Baker III, fue la firma de los «Acuerdos de Houston«.
La muerte de Hassán II en julio de 1999, y su sucesión por Mohamed VI llevó a que Marruecos incumpliera en el año 2000 sus compromisos con la Organización para la Unidad Africana (OUA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para solucionar el conflicto del Sahara Occidental.
El bloqueo del referéndum por Marruecos, con la complicidad activa de actores clave en el conflicto, sobre todo de Francia, pero también de Estados Unidos y, después del atentado terrorista del 11-M, también de España, obligó a replantear la estrategia del Frente Polisario. Jadad fue un actor fundamental en esa estrategia.
Ante el bloqueo del referéndum la estrategia se centró en dos ejes: la defensa de los derechos humanos y la lucha por la preservación de los recursos naturales del Sahara Occidental y la interdicción de las actividades económicas ilegales. La lucha en ambos planos fue una lucha pacífica. Y que la lucha se articulara por vía pacífica se debe, en una gran medida, a Jadad. Los grandes éxitos judiciales obtenidos por la causa del Sahara Occidental en Sudáfrica y en la Unión Europea son la prueba tangible del éxito de buena parte de sus esfuerzos.
III. ¿Y AHORA QUÉ?
Como he dicho, Jadad nunca buscó el primer plano ni el liderazgo. Su cooperación con el difunto presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz (1976-2016), fue muy estrecha de ahí que tras la muerte de Abdelazi en 2016 se barajara su nombre como eventual sucesor. De hecho, en el Congreso del Frente Polisario de diciembre de 2015 fue el candidato más votado para formar parte del Secretariado Nacional. Pero Jadad, como digo, no gustaba de los primeros planos. Una vez elegido en julio de 2016 Brahim Gali como nuevo presidente saharaui, Jadad mantuvo su relevancia.
Sin embargo, en julio de 2019 Jadad empezó a sufrir una grave enfermedad. Algunas informaciones han sugerido que el inicio de la misma pudo ser «inducido» mediante un «envenanimiento» atribuible al servicio secreto marroquí, «envenanimiento» que, para las mismas voces, también acabaría con el viejo compañero de estudios de Jadad, y embajador saharaui en Sudáfrica, Bashir Sgaier. Ya con la salud deteriorada fue elegido de nuevo para formar parte del Secretariado Nacional del Frente Polisario en diciembre de 2019, pero su actividad había disminuido mucho.
Pocas veces como en este caso se puede decir que su marcha deja un vacío enorme difícil de cubrir. La elección de la persona, o personas, que asuman sus tareas dirá mucho sobre el rumbo que tomará el Frente Poliario a partir de ahora.