FALTAN OPORTUNIDADES DE EMPLEO PARA LOS MAYORES

La otra cara de la jubilación activa

Los países desarrollados están tratando de promover la jubilación activa. Pero lo que no está claro es que esos deseos se estén traduciendo en verdaderas oportunidades para los mayores de seguir trabajando

La otra cara de la jubilación activa
Jubilados.

Los países desarrollados están tratando de promover la jubilación activa, para resolver tanto los problemas de los sistemas públicos de pensiones como de aquellos sectores que pueden verse faltos de personal cualificado. Pero lo que no está claro es que esos deseos se estén traduciendo en verdaderas oportunidades para los mayores de seguir trabajando.

Aquellos que más probablemente buscarán un trabajo tienden a concentrarse en aquellos sectores en los que la falta de trabajadores cualificados está forzando a los empresarios a buscar fuera de sus bases tradicionales de contratación. Esos trabajadores pueden dividirse en dos grupos. El primero está formado por profesionales cualificados que buscan oportunidades de seguir aplicando y utilizando sus cualificaciones, con frecuencia en trabajos a tiempo parcial, y que obtienen una gran satisfacción personal por hacer algo y sentirse valorados.

Este grupo incluye a personas que han alcanzado previamente un alto grado de experiencia en su profesión, que cobran salarios altos por su cualificación y que atesoran un gran bagaje de conocimientos, experiencia y sabiduría.

El segundo grupo consiste fundamentalmente en aquellos que buscan una renta complementaria que les permita mantener su estilo de vida. A menudo, este grupo tiene que aceptar horarios impopulares, cambios de puesto, empleos de menor cualificación y de salarios más bajos que los que tenían cuando trabajaban a jornada completa.

Todos aquellos que no pertenecen a ninguno de estos dos grupos, que, en los países desarrollados, son la mayoría de la gente de edad, no suelen buscar un trabajo remunerado porque, o bien tienen bastante para vivir con sus ingresos como jubilados, o bien no llegaron a alcanzar un nivel en su profesión que les permitiera obtener rentas adicionales y respeto. Adicionalmente, sus cualificaciones profesionales pueden estar desfasadas y no desean invertir dinero en mantener y mejorar sus niveles de cualificación profesional.

En los países avanzados, los miembros de este último grupo realizan con frecuencia tareas de voluntariado o desempeñan papeles por los que no obtienen reproducción, como cuidar de sus nietos. Otras personas optan por ver el retiro como una oportunidad de desarrollo personal y de explorar nuevas posibilidades que no podían abordar mientras estuvieran trabajando.

De todas formas, lo cierto es que en los países avanzados las ofertas para estas personas mayores que buscan un empleo son mucho menores que el número de mayores que quieren seguir trabajando. Las que existen tienden a concentrarse en la periferia de la fuerza laboral, especialmente en aquellos ámbitos donde escasea la mano de obra, especialmente la cualificada.

Según un artículo publicado en el International Journal of Organisational Behaviour, bajo el título The Impending Shift to an Older Mix of Workers: Perspectives from the Management and Economics Literatures, aunque a los trabajadores mayores se les ve como personas leales, trabajadores duros, con experiencia, con los que se puede contar y en quienes se puede confiar, al mismo tiempo no se les ve como creativos, agresivos o dispuestos a aprender o cambiar. Por ello, el que una persona mayor pueda conseguir un empleo depende de dos tipos de factores. El primero incluye la falta de disponibilidad de puestos a tiempo completo, un mal estado de salud, o los procesos de recolocación, reducción de plantillas y similares. El segundo tipo se refiere a aumentos de la renta, utilización de las cualificaciones, oportunidades para la adquisición de nuevas capacitaciones profesionales, la interacción social y la posibilidad de trabajar desde casa.

También hay que tener en cuenta que a muchas personas en los países avanzados no les gusta la idea de tener que trabajar una vez que cumplan los 65 años. Además, sus oportunidades de encontrar un empleo pueden ser reducidas si no están al día en sus cualificaciones profesionales y muchas personas no quieren dedicar tiempo ni dinero a ponerse al día.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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