En el transcurso de una gira asiática caracterizada por la tensión comercial y la diplomacia urgente, Donald Trump ha conseguido lo que muchos consideraban poco probable hace solo unos días: establecer un marco significativo para un acuerdo con China que, al menos por ahora, evita la temida imposición de nuevos aranceles.
Este clima optimista se ha trasladado rápidamente a los mercados asiáticos, que han reaccionado con fuertes subidas tras conocerse la noticia de la distensión entre las dos principales economías del mundo.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmó el domingo que ambas naciones han alcanzado un “marco sustancial” para las negociaciones comerciales, justo antes de la esperada cumbre entre Trump y el presidente chino Xi Jinping.
Bessent afirmó que si el acuerdo se mantiene, se descartaría la amenaza de imponer aranceles del 100% sobre productos chinos, lo que representa un respiro tanto para los exportadores asiáticos como para la economía global.
Por su parte, China ha decidido posponer al menos un año la imposición de controles a la exportación de tierras raras, un recurso estratégico esencial para la industria tecnológica mundial.
Además, se abre la posibilidad de reanudar las compras chinas de soja estadounidense, un sector clave para la agricultura norteamericana, después de meses de bloqueo debido a la guerra comercial.
Trump en Japón: acuerdos, seguridad y nuevos protagonistas
La visita de Trump a Asia no se limita únicamente al eje Washington-Pekín. Después de una escala diplomática en Malasia, donde participó en una cumbre con líderes de la ASEAN y firmó acuerdos comerciales junto a un tratado de paz entre Tailandia y Camboya, el presidente estadounidense llega a Japón para una visita oficial que durará tres días.
En Tokio, le espera la recién elegida primera ministra, Sanae Takaichi, con quien mantendrá varias reuniones centradas en comercio y defensa. La líder japonesa ha dejado claro que fortalecer la alianza con Estados Unidos es su “máxima prioridad”, en un entorno marcado por el rearme regional y las presiones provenientes de China y Corea del Norte.
Este encuentro bilateral será una prueba decisiva para Takaichi, quien busca afianzar su posición tras su reciente llegada al poder. Ambos líderes tienen previsto discutir cómo implementar el acuerdo comercial firmado en julio, que incluye inversiones japonesas en EE.UU. por valor de 550.000 millones de dólares y un arancel del 15% sobre productos nipones. Sin embargo, Takaichi no descarta solicitar cambios si identifica cláusulas perjudiciales para los intereses nacionales.
Impacto inmediato en los mercados y la agenda global
La reacción en los mercados ha sido rápida. Las bolsas asiáticas y los futuros de Wall Street han registrado avances significativos tras conocerse el nuevo marco acordado entre EE.UU. y China. El alivio es evidente entre inversores y empresas que temían una escalada arancelaria con consecuencias devastadoras sobre el comercio internacional y las cadenas de suministro.
Entre los puntos más destacados del nuevo marco se incluyen:
- Suspensión de nuevos aranceles estadounidenses a productos chinos.
- Retraso por parte de China en las restricciones a las exportaciones de tierras raras.
- Posibilidades de reanudación en las compras chinas de soja y otros productos agrícolas estadounidenses.
- Compromiso por avanzar en la resolución de disputas tecnológicas y sobre propiedad intelectual en futuras rondas.
El viaje de Trump proseguirá en los próximos días con su participación en la cumbre de la APEC en Corea del Sur, donde se espera que su encuentro con Xi Jinping sirva para consolidar el marco acordado e inaugurar una nueva etapa dialogante entre ambas potencias.
Diplomacia, economía y estrategia: un equilibrio delicado
Este acercamiento no solo tiene trasfondo económico; también es estratégico. Trump busca reforzar la influencia estadounidense en el área Asia-Pacífico, donde China ha ido ganando terreno en los últimos años aprovechando las fluctuaciones en la política exterior norteamericana. La firma reciente de acuerdos comerciales y pacificadores en Malasia, junto al impulso hacia una cooperación militar más estrecha con Japón y el intento por alcanzar entendimientos con Xi Jinping son parte integral de una estrategia más amplia destinada a reposicionar a EE.UU. como actor clave en esta región.
El propio Trump ha destacado el valor fundamental que tiene esta diplomacia durante su gira, enfatizando en sus redes sociales el “honor” que siente al mediar en el acuerdo pacificador entre Tailandia y Camboya, conflicto fronterizo que dejó medio centenar de víctimas este verano. Además, ha manifestado su disposición a reunirse con el líder norcoreano Kim Jong-un si surge esa oportunidad durante su estancia allí, añadiendo otro matiz interesante a este viaje ya intenso.
Perspectivas y retos a corto plazo
A pesar del alivio generalizado tras el anuncio del acuerdo entre EE.UU. y China, los detalles concretos aún deben definirse durante la cumbre entre Trump y Xi Jinping. La experiencia reciente aconseja ser cautelosos: ambas naciones han tenido avances seguidos por retrocesos constantes durante sus negociaciones previas; las tensiones estructurales relacionadas con comercio, tecnología y seguridad continuarán presentes.
Los próximos días serán cruciales para determinar si esta distensión actual puede traducirse en compromisos duraderos o si, por el contrario, este frágil equilibrio vuelve a romperse. Por ahora, tanto diplomacia como mercados celebran una tregua que podría marcar un punto decisivo en la rivalidad entre Washington y Pekín si logra consolidarse.
En un entorno global caracterizado por volatilidad e intensa competencia estratégica, tanto el periplo asiático de Trump como este nuevo marco acordado con China ofrecen al menos una pizca de esperanza sobre cómo podría ser posible aún colaborar entre gigantes enfrentados.

