Denostar a los anteriores jefes, compañeros o empresa tampoco ayudará al candidato, más bien lo contrario
Por muy brillante que sea el currículum de un candidato, las entrevistas de trabajo son la prueba de fuego que determina el éxito o fracaso en la búsqueda de empleo. Hay diez formas de estropearla, como recuerdan desde Consumer… y también una de intentar enmedar los errores.
Desde el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) se recomienda llevar preparada la entrevista, tener información sobre la empresa que ofrece el puesto y no dejar nada a la improvisación.
Saber vender la propia candidatura, avalada siempre por la cualificación y la experiencia, es primordial para desbancar a los otros competidores y optar al puesto requerido.
Recomiendan desde Eroski/Consumer conocer los indicios que sugieren que la entrevista personal no dará un buen resultado.
Los 10 indicios clave:
- Haber llegado tarde a la entrevista
Ser impuntual denota falta de interés y puede ser motivo suficiente para perder opciones en el proceso de selección. Quien llegue tarde a la cita ya tiene una pista de que las cosas pueden no haber empezado bien. Antes de acudir a una entrevista de trabajo hay que saber dónde tendrá lugar, cuánto se tarda en llegar hasta allí y qué medio de transporte se puede utilizar. Llegar unos minutos antes de la hora fijada es esencial para tomar un primer contacto y observar el entorno. Lo preferible es ir con tiempo de sobra, aunque se tenga que esperar en la calle hasta que sea la hora señalada. - Percibir que se lleva indumentaria inapropiada
A menudo, la primera impresión es la que cuenta. Una sola mirada del entrevistador dará pistas sobre el acierto del vestuario escogido. El candidato no debe dejar nada al azar relacionado con su atuendo. Si la imagen del aspirante evidencia descuido o desaliño, será la primera sensación que se llevará el entrevistador. De cualquier modo, hay que adaptar la indumentaria a las exigencias del puesto, pero sin sentirse incómodo o disfrazado. Las vestimentas extravagantes están más relacionadas con puestos del sector del diseño y la moda. Los atuendos informales encajan en empresas jóvenes, relacionadas con la informática, el periodismo, etc. Las indumentarias más sobrias y formales se corresponden con empleos de cara al público, como bancos, asesorías, despachos profesionales, etc. - Denotar no conocer la empresa en la que se pretende trabajar
Aunque es un asunto fundamental en cualquier trabajo, el aspirante no debe reflejar inquietud por el sueldo, horas extra, vacaciones…Para preparar bien una entrevista de trabajo hay que investigar al máximo la empresa a la que se acude. Si se desconoce quiénes son sus accionistas, si ha obtenido beneficios, con cuántos empleados cuenta, etc. la entrevista no va por buen camino. Todo lo anterior es una información muy valiosa, que puede ser útil en el transcurso de la entrevista. Los responsables de recursos humanos valoran de manera positiva a los candidatos que se han preocupado por conocer la compañía. Además, conviene averiguar las funciones que se desempeñarán y las características del puesto al que se opta. - Indicaciones sobre discrepancias entre los datos del currículum y el discurso
Se recomienda estudiar el currículum vítae para no discrepar entre su contenido y el discurso del aspirante. Si el entrevistador indica que halla incoherencias, la prueba va mal. Por ello, incluir una mentira hace que el entrevistador se lleve una pésima impresión del candidato. De hecho, exagerar o «adornar» el currículum con más formación o experiencia de la que se tiene es un error que, a menudo, se descubre durante la entrevista. Por ello, no conviene afirmar que se posee «un nivel alto de inglés» o «unos conocimientos de informática avanzados», porque, a lo largo de la entrevista, lo primero que hace un responsable de recursos humanos es comprobar que lo que aparece en el currículum es cierto. - Recibir comentarios sobre no haber sido sincero en los test de personalidad
A menudo, las entrevistas laborales se complementan con un cuestionario de unas 50 o 100 preguntas para conocer la personalidad del candidato. Los test de personalidad constituyen una herramienta fundamental en un proceso de selección y ayudan a detectar las contradicciones en que pueda incurrir el aspirante. Están elaborados de tal forma que, a lo largo del cuestionario, se pregunta varias veces lo mismo con distintas palabras. Si no se responde con total sinceridad, el personal de recursos humanos percibirá las discordancias entre una respuesta y otra. Si lo hacen notar durante la entrevista, es un indicio claro de que el puesto será para otro. - Estar respondidendo a preguntas incómodas de manera ofensiva
Aunque los argumentos que ofrezca el entrevistador sean sólidos, algunas personas consideran que ciertas preguntas pertenecen a su ámbito más privado. En ocasiones, solo se busca conocer la disponibilidad para viajar del candidato o los planes para su futuro inmediato. «¿Está casado?», «¿Vive en pareja?», «¿Planea tener hijos?», «¿Es fumador o bebedor?»… Si estas cuestiones incomodan al aspirante, nunca debe reaccionar dedicando improperios al entrevistador. Lo más conveniente es que le comente, sin alterarse, que son temas que pertenecen a su intimidad. - Notar que se ha usado alguna expresión malsonante o demasiado coloquial
Otro de los aspectos que deben ser evitados durante cualquier proceso de selección es utilizar un vocabulario vulgar o expresiones demasiado coloquiales. Aunque el entrevistador sea una persona de la misma edad o, incluso, más joven que el candidato, no es un amigo. Una entrevista de trabajo requiere un discurso serio, con un lenguaje apropiado y correcto. Asimismo, hay que tener la precaución de llevar el móvil apagado. Si suena el teléfono, hay que pedir disculpas y apagarlo de inmediato, sin mirar en la pantalla quién llama. - Haber denostado a los anteriores jefes, compañeros o empresa
Nunca debe utilizarse un lenguaje ofensivo contra los antiguos jefes, compañeros o la anterior empresa, porque ofrece la idea de que se es un trabajador conflictivo. Si el entrevistado explica las causas por las que no continuó en su último trabajo, tienen que estar razonadas, y sin descalificativos. - Inquirir sobre el sueldo, horas extras y vacaciones
Aunque es un asunto fundamental en cualquier trabajo, el aspirante no debe reflejar inquietud por ello. Si se desconocen las condiciones salariales, hay que esperar a que sea el entrevistador quien inicie la conversación sobre el tema. Cuando el responsable de recursos humanos ofrezca la posibilidad de plantear las dudas sobre el empleo o al final de la entrevista, se puede aprovechar para preguntar acerca de las condiciones económicas. - La entrevista es más corta de lo que estaba acordado
Si la entrevista dura menos del tiempo previsto y el responsable de recursos humanos mira constantemente el reloj o bosteza, es probable que el aspirante no dé el perfil que se buscaba para el puesto. En cambio, cuando la entrevista se prolonga, hay complicidad entre el entrevistador y el aspirante y se tratan temas más allá del trabajo en cuestión, es señal de que el candidato será el elegido.
¿Cómo se puede arreglar?
Aunque el candidato haya sido rechazado, realizar una entrevista laboral significa adquirir experiencia y aprender de los errores para un proceso de selección posterior.
Además, pese a que no ha sido elegido, el aspirante ha obtenido una magnífica información acerca del puesto al que optaba, el ambiente laboral, la empresa, los trabajadores, etc.
Una buena estrategia de empleo es que el candidato envíe una carta o correo electrónico al responsable de recursos humanos que le rechazó, agradeciéndole el trato dispensado en la entrevista. Puede suponer un importante contacto para otro proceso de selección en el futuro.