Se trata de Stefan Zweig en estado puro. Obra breve e intensa, exquisita en su forma y en su fondo. Quizás un poco extraña debido a algunas repeticiones innecesarias. ¿Traducción mejorable?
La historia de una mujer desconocida para el otro, del que ella se confiesa enamorada, profunda y patológicamente enamorada, desde que era apenas una niña.
Hablar de Zweig es anotar elegancia y maestría en el noble arte de la escritura. Intelectual singular y escritor enormemente popular en su época, tanto en su faceta ensayística y biógrafo, como en la de novelista. También en esta novelita brillan su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza a la hora de describir los sentimientos humanos. Una historia tierna con momentos duros, que cruje en el alma del lector como una hoja, o como la misma carta que ella le ha escrito a él, a ese otro.
Retomo con esta obra la lectura, llenando con ella un enorme hueco (algo así como dos largos meses), tratando de entrenar mis neuronas para que suden y se den cuenta del trabajo que les espera.
“Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste”.
La edición de Acantilado es mimosa.
¿Gustan?