A Contracorriente

Enrique Arias Vega

Los consejeros de las cajas de ahorros

Según leo en La Gaceta de Salamanca, los consejeros de Caja Duero —en el futuro será denominada solamente Caja España—, anticipándose a la inevitable fusión, se hicieron un último favor a sí mismos: aumentaron sus emolumentos un 36% durante 2009.

No han sido los únicos, claro. También los santos curas de la cordobesa Caja Sur, al borde de la quiebra, hicieron otro tanto. Y no les cuento lo que se llevaron el presidente de la fallida Caja Castilla La Mancha y sus amigos porque ustedes ya lo saben.

Es que una de las principales obras sociales de las cajas de ahorros ha sido la de beneficiar a políticos, similares y paniaguados. Ya me dirán, si no, cómo es que Caja Madrid dejó vencer como si nada un crédito de 26,5 millones al presidente de los empresarios, Díaz Ferrán. En cambio, ¿le han permitido a usted mantener un descubierto de sólo diez euros? ¿A que no?

Lo cierto es que el próximo 5 de junio 120 asambleístas de Caja Duero y otros 160 de Caja España ratificarán su fusión. Ya son gente, ya, casi 300 personas que cobran dietas por una función difícilmente justificable. Pero, claro, ésta es la manera de pagar favores, en la mitad de los casos, a personas designadas por razones políticas, aun a costa de crear un órgano apenas operativo aunque sólo sea por su tamaño.

¿Y qué decir de los consejos de administración, donde sucede otro tanto, pero a mayor coste? De momento, mientras 846 trabajadores de las dos entidades integradas perderán sus puestos de trabajo, los 34 consejeros de ambas cajas —muchos de ellos iletrados en asuntos de finanzas— prolongan su estatus otros dos años, es decir, mientras dure el proceso de fusión.

Ése, y no otro, es el breve estado de la cuestión. En vez de adelgazar el peso de las instituciones, como presumía que iba a hacer el plan de austeridad de Elena Salgado, vamos en sentido contrario. Las Cortes Valencianas, por ejemplo, tienen ahora más diputados que las de la anterior legislatura, y la Asamblea de Madrid aumentará los suyos en la que viene.

O sea, un dislate; un auténtico dislate. Así, ni crecerá el ahorro, ni la productividad, ni la inversión, ni la competitividad ni nada de nada.

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Autor

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

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