A Contracorriente

Enrique Arias Vega

Fdez. Mañueco y la sensatez

Ser alcalde en tiempos de crisis no es un chollo. Y en ésas está el salmantino Fernández Mañueco.

Cuando uno dice que, a pesar de la negra coyuntura, el hombre no lo está haciendo nada mal, siempre surge algún aguafiestas: “Claro, pero es que si se compara su gestión con la de su nefasto antecesor, cualquiera parece hasta más guapo de lo que es”.

Por supuesto que Julián Lanzarote nunca fue un dechado de simpatía y que su última deriva en el cargo estuvo plagada de mayúsculos desatinos, aunque debo decir en su descargo que los barrios de Salamanca no tienen nada que ver hoy día, por fortuna, con cómo estaban antes de su mandato municipal.

Pero hablaba de Fernández Mañueco, quien en cuatro meses ha dado la vuelta como a un calcetín a los errores de su predecesor: desde devolver a los ciudadanos el IBI injustamente cobrado, hasta restaurar el doble sentido del tráfico en María Auxiliadora; desde darle juego en el Ayuntamiento a la menguada oposición socialista, hasta participar activamente en la Casa Lis.

Si no estuviese tan gastado —y desprestigiado, por culpa de Rodríguez Zapatero— el término “talante”, uno diría que lo mejor del nuevo alcalde es precisamente su talante, su actitud, su estilo de hacer las cosas, sin estridencias ni imposiciones, sin prepotencia ni malos modos.

Claro que, todo hay que decirlo, su rival político, Enrique Cabero, es persona de similares prendas, por lo que el diálogo municipal resulta constructivo, muy alejado de las estériles broncas a que nos tenían acostumbrados quienes les precedieron.

En la política, como en la vida, está visto que lo mejor para caer bien al personal es hacer lo contrario de lo que se venía realizando hasta la fecha. Eso sucede, por ejemplo, en Valencia, donde Alberto Fabra practica la austeridad frente a los estrambóticos dispendios de Francisco Camps y la transparencia informativa frente al la sistemática ocultación por parte de éste.

Con similar hoja de ruta, Fernández Mañueco va a lograr que los cuidadanos colaboremos con él en los tiempos difíciles que tenemos encima. Y si algo lamento, y lo digo con sinceridad, es que alguien de su valía haya dejado la Junta regional, donde menudean los insensatos, visto lo visto en el funesto desenlace de nuestra caja de ahorros y por otras ocurrencias.

Claro que, por suerte, nuestro alcalde tiene mano con Mariano Rajoy y, aunque sea desde la distancia, será beneficioso ese predicamento ya que, si algo necesita también el próximo Gobierno de España, son grandes dosis de sensatez.

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Autor

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

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