(PD).- Con sombreros excéntricos, vestidos irisados y vertiginosos jockeys comenzaron este martes con mucha pompa y glamour real las carreras de caballos de Royal Ascot.
La tradicional carrera que se corre durante cinco días es también un importante acontecimiento social y deportivo para la alta sociedad británica. Los premios para los caballos ganadores se ubican este año, y por primera vez, en 4 millones de libras.
Se prevé que la Reina Isabel II concurra en su carruaje al hipódromo, que está ubicado cerca del Palacio Real de Windsor. La emisora BBC transmitió durante horas en vivo desde el Royal Ascot y las carreras ocuparon varias páginas de los diarios.
Los organizadores del evento de cinco días colocaron un recordatorio en las invitaciones acerca de la necesidad de vestir de manera formal en el evento social y deportivo más importante del año en Reino Unido, según la prensa.
El reglamento en el vestir para los 300.000 invitados no permite descuidos, ya que al menos en el área denominada «Royal Enclosure», en la que se ubica la familia real no se permite el ingreso de damas que no lleven un vestido adecuado con su correspondiente sombrero, así como tampoco para los hombres que no vayan vestidos de riguroso chaqué gris o negro, con chaleco y sombrero de copa. Las minifaldas, vestidos con breteles diminutos o vestidos que dejen ver el vientre no están permitidos.
También en otras ubicaciones del hipódromo se impone un modo de vestir formal, aún cuando las reglas no son del todo explícitas.
Demasiado piel al descubierto está mal visto, ya que puede distraer las miradas masculinas de lo que sucede en la pista. Las mujeres que no lleven ropa interior debajo de sus vestidos de verano serán llamadas al orden por la «policía de vestimenta» este año.
El protocolo de este evento determina que las mujeres tienen que llevar vestidos de día formales, con un sombrero o mantilla, y están prohibidos los vestidos con los hombros al aire o atados al cuello.
Aquellos que se han saltado las normas provocaron revuelo en los pasados años, por lo que ahora serán vigilados al entrar por las puertas al recinto de las carreras de caballos en Ascot, al sur de Londres.
