Los 13 trucos psicológicos que harán vuestra vida más fácil

Los 13 trucos psicológicos que harán vuestra vida más fácil
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No existen recetas milagrosas ni trucos infalibles, cuando se trata de la conducta humana. La psicología, como ciencia social, ofrece pequeñas herramientas que pueden ayudar a facilitarte la vida hasta un punto, pero poco más, ya que los cambios reales dependen siempre de uno mismo. Da igual dónde estés, o con quién, lo importante es cómo tú interpretes ese lugar y valores a esas personas; podrías estar en el peor sitio del mundo con la gente más desagradable del planeta y ser positivo en tal situación, o estar en el mejor de los sitios, con las peronas mas divertidas, y sentirte triste e incluso sólo. ¡Depende de ti!. (Los 19 trucos psicológicos que realmente funcionan).

Aunque pensamos que somos únicos, los psicólogos se dedican a encontrar patrones de comportamiento que la mayoría de personas tenemos en común desde la infancia. Gracias a eso, podemos compartir algunos trucos psicológicos que te ayudarán a llevarte mejor con los demás, según sq. ¡Esperamos que os hagan la vida mucho más fácil! (Los 8 trucos psicológicos para eliminar el estrés)

Para saber si le gustas a alguien, elige una palabra y cada vez que tu interlocutor la pronuncie o utilice expresiones similares asiente con la cabeza y sonríe. Si le caes bien, empezarás a notar que esta persona empezará a usar esa palabra todo el tiempo.

Si quieres que la gente te tome en serio, diles que así decía tu padre. Las personas inconscientemente son propensas a creer en los consejos paternales.

Sé campeón del juego «Piedra, papel o tijera» haciéndole cualquier pregunta a tu oponente justo antes del juego. En la mayoría de los casos, los jugadores tomados por sorpresa recurren a «tijera».

Si quieres que tu interlocutor esté de acuerdo contigo, no olvides asentir con la cabeza al hacerle una pregunta. Este movimiento da a entender que todo lo que tú estás diciendo es la única verdad. Además, siguiendo las reglas del comportamiento social, la gente tiende a asentir en respuesta.

¿Algún día has soñado con una parada de autobús o un metro totalmente vacíos a las 8 de la mañana? En lugares llenos de gente, siempre mira en la dirección de tu movimiento. Te sorprenderás de lo fácil que la multitud se aparta, dejándote paso.

El secreto es simple: en los sitios concurridos la gente mira directamente a los ojos de los demás peatones para entender hacia dónde se dirigen, y así no chocar con ellos.

Si se te pegó alguna canción y no la puedes sacar de tu cabeza, acuérdate de su terminación. De acuerdo al efecto Zeigarnik, nuestro cerebro recuerda mejor las tareas no culminadas. Por lo tanto, si piensas en cómo termina la canción, desaparecerá por su cuenta.

¿Quieres que tus hijos coman brócoli? En lugar de preguntarles si lo quieren, pregúntales cuántos ramilletes les sirves: 5 ó 2. De esta manera, ya has decidido por ellos… pero los niños sienten como si la decisión fuera de ellos. Puedes aplicar este truco en muchos otras situaciones.

Si crees que alguien te está espiando, simplemente bosteza y mira las personas alrededor. Debido a que bostezar es contagioso, sabrás rápidamente quién te está observando.

Tu amigo te ayudará a cargar cualquier cosa, por ejemplo, una caja, si al pasársela continúas la conversación. La mayoría de personas no se percatarán de la trampa y agarrarán la caja. Sin embargo, hay que ser cautelosos, ya que se pueden sentir avergonzados.

Si vas a apretarle la mano a alguien, asegúrate de que tus manos estén calientitas. Las manos calientes se asocian con amabilidad, mientras que tocar una mano fría puede causar repulsión y disgusto.

Reformula lo dicho por tu interlocutor y repítelo. Entenderá que de verdad lo estás escuchando y lo más importante, que lo entiendes. Eso sí, no debes excederte.

Si quieres que te ayuden empieza tu petición diciendo «necesito tu ayuda…». A la gente no le gusta sentirse culpable, por lo que no podrán negarse.

Si crees que a alguien le caes mal, pídele un bolígrafo. Por un lado, la gente no tiende a ayudar a alguien que no le gusta, pero, por otro lado, es un favor demasiado pequeño como para negarlo. De esta manera, la persona se convencerá a sí misma de que, después de todo, no le caes tan mal.

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