Jamás me había salido de un teatro con la obra en pleno desarrollo, hasta ayer.
Imagínense un algo, qué se yo qué, en donde Rinconete y Cortadillo escupen al suelo cada vez que pronuncian el nombre de Cervantes.
¿Su problema? Que no están conformes con su imagen Y LENGUAJE en la obra, y quieren contarnos su historia verdadera.
Las cuatro o cinco veces que se cita literalmente pasajes de la novela (que es a lo que uno va al teatro) el castellano es MÚSICA. Cuando el autor del engendro escribe por sí mismo el castellano es un engendro.
No acudáis por respeto a Cervantes.