EPÍSTOLA SATÍRICA Y CENSORIA
contra las costumbres presentes de los políticos castellanos
dirigida al Gobierno español y a los gobiernos de las varias Castillas
I LOS LAURELES SON MERAS NORIAS
No he de callar, por más que con el dedo
ya tocando los premios, ya las glorias,
me neguéis los laureles con denuedo.
Las victorias actuales son historias
que crecen y se riegan entre enredo…
Recompensas futuras meras norias
que ascienden hasta cielo o hacia el bledo
bajan… O sea, tales trayectorias
que no dependen de hoy, ni del aedo.
II. LAS CASTILLAS EN QUEBRANTO
Doctos Excelentísimos, mi llanto
ya no contiene borde, riba ni orillas:
Mi desconsuelo se une al triste espanto.
Veránse desbordadas las semillas
de estos versos que ahora mismo canto
por lamento en que brota ambas Castillas.
Yace en su soledad y desencanto
el pedazo de España que no brilla
mayor, en las Castillas. ¡Ay, quebranto!
III. LA ESPAÑA VACIADA, ¡ESE ES EL PROBLEMA!
La España que vaciada fue… es problema
superior a los todos demás. Dientes
del morir que comió su clara y yema.
Sepulcro de su vida ¿y no lo sientes,
España y congresistas de la crema
que a Castilla tenéis no en vuestras mentes?
Que este versar antiguo, breve poema,
sirva al fin a poneros limpias lentes,
según Quevedo os dijo en bella gema.
IV. LEGISLÁIS POR SU AGONÍA
¿No haréis nada por gente castellana
nunca…? ¿No veis la España que vacía?,
¿la que el fin siente en vida sin mañana?
Esa es la España que actos día a día
vuestros merece y buena clase sana
política, y no vuestra boca fría.
Toda la demás crece y va lozana
porque el BOE legisla a esa su vía,
Las dos tierras de tierra castellana
y otras, por ellas sólo siempre –y lo sabéis- legisláis en su agonía…
Juan Pablo Mañueco,
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