UN RELATO FUTURISTA,
TRINO Y UNITARIO A LA VEZ
TRES CASAMIENTOS ENGAÑOSOS
O ACASO UNO VERDADERO
CASAD@ CON SATANÁS
SU NOMBRE ES EL Adversario, el Mal Camino, el Opuesto, el Distante, y hay quien dice que sólo es una idea inconcreta, una entidad maliciosa, rencorosa, resentida, perversa malvada, malintencionada, intrigante, astuta, capciosa, embustera, traidora e intrigante que sólo busca su propio beneficio y causa por ello grandes desgracias entre quienes se le oponen y aún entre los de su propio bando, si intentan sobrepasar a esta sustancia del mal en poder.
-¡Demontre -se dijo el lector de estas líneas-, hay que ver a cuántas profesiones, actividades, personas y organismos cuadraría a la perfección, concordaría exactamente y se ajustaría de pleno Derecho semejante definición de lo satánico, sobre todo en el ámbito y mundo de la economía y la Política!
-Sin duda que cuadra y se ajusta como un guante a varias cosas, profesiones y conceptos –reflexionó internamente otro de los lectores de este opúsculo, tras repasar detenidamente cada palabra de la definición que se ha ofrecido acerca de lo satánico y de la figura que lo representa, conocido en nuestra lengua castellana, por influencia del hebreo “Sahtan”, como Satán o Satanás-. ¡Ya lo creo que se ajusta como un guante a lo siniestro, oscuro, tétrico y espeluznante del concepto!
Pasarán en este instante por las letras de este relato imágenes de las que se conservan de las guerras más devastadoras, catastróficas, destructivas, aniquiladoras, inhumanas, desalmadas, implacables, feroces, carniceras, fieras, bestiales, salvajes, sangrantes, antropófagas de todos los miembros y principios, caníbales de toda virtud, pérfidas de toda perfidia que se han desarrollado durante el siglo XX y XXI…
No imágenes de guerra pictóricas o escultóricas, pues estas dos artes han alcanzado tal grado de sutileza y perfección que transmiten más bien lo bello de lo que no tiene no un gramo de beldad y lo excelso de lo que sólo es cieno y moho, sangre defecada por las moscas que acaban de ingerir ingentes cantidades de plasma humano desde los cadáveres que ha quedado al sol con los ojos abiertos y las entrañas resecándose mientras son perforadas por miles y millones de organismos que atacan desde dentro y desde fuera de los mismos.
No, de esas imágenes artísticas, no.
Ni tampoco de las artísticas imágenes cinematográficas a las que también les afecta el mismo engaño deleitoso, pues edulcoran, dulcifican, azucaran y embellecen, estética y atractivamente ascendiendo acaso hasta lo sublime, lo que en sí mismo no es sino horror real, pánico atroz, crueldad brutal generadora de todas las angustias, abominación, espanto y miedo.
Pásense imágenes documentales reales, de los frentes y las retaguardias, de los soldados y los civiles, de las mujeres violadas, de los hombres despanzurrados, de los niños esqueléticos y hambrientos llorando, de los montones de difuntos que se cayeron cadáver y que ahora se horrorizan a sí mismos, de los traidores paseados a la fuerza bruta de las masas mientras son tirados de los pelos por sus antiguas víctimas que, tras la victoria de los suyos, se convirtieron en verdugos
Transiten por el relato también imágenes de políticos en congreso particular y en Congresos públicos, celebrando el aquelarre de las consignas, los argumentarios y los mitos exhibibles.
Iconos, logotipos y encarnaciones, figuras y alegorías de altos consejos de administración de bancarios, de altos consejos de ministros…
De reuniones y concilios y cónclaves de distintas confesiones, doctrinas, credos, religiones, asociaciones aparentemente benéficas y filantrópicas, ongs varias intercambiables y permutables en sus fines, ora lícitos, ora ilícitos, ora ilegítimos, pero siempre orados y perorados ante los auditorios de crédulos en sus palabras, adobadas quizá sólo de algunos pocos hechos.
Sí, verdaderamente, cuántos son los casados, casadas y casades, casadus y casadis con Satán.
Y algun@s ni siquiera sabían ni sospechaban que lo estaban.
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CASAD@ CON DIOS
SU NOMBRE ES EL que brilla, el que arde sin consumirse, el refulgente, el deslumbrante y hay distintas maneras de concebirlo. En las religiones monoteístas es el creador del Universo. Y también es considerado el creador del Universo. Un ser supremo personal, esto es, un hombre o mujer de la especie humana y con las cualidades de ser omnipotente, omnipresente, omnisciente.
Dios también puede ser un ser supremo no personal, superior, sumo, máximo, preeminente, Altísimo, como ocurre en el panteísmo, donde el universo entero, la naturaleza entera también y la mismísima deidad son equivalentes.
Para otros concepciones “Dios” es una mera idea, un ideal si acaso, un razonamiento o un alumbramiento mental sin ninguna realidad subsistente fuera de la mente creadora.
La mente humana lo concibió y habitó en ella misma y, por transmisión de unas a otras mentes, habitó entre nosotros.
Desde luego que será paciente, pacífico, pascual, salvífico, sereno, portador de la paz y la verdad, promotor de diálogos, constructor de puentes entre las distintas versiones y visiones y posibilidades y posturas entre unos seres humanos y los otros. Será la paloma de la paz, y el ramo de olivo, y el cordero de Dios entregándose en propio sacrificio para el perdón de los pecados.
Y obrará por el bien, por sus obras los conoceréis, y por su alegría, y por su felicidad y por su armonía aún en medio de las más terribles adversidades.
En las buenas obras, en todo lo que contenga algo de amor, incluso en este libro, lector, que tienes en las manos y que, modestamente, forma ya parte de “los libros”, de la Biblia de los escritos, con algo bueno en su interior, pues como decía Miguel de Cervantes Saavedra, “no hay libro tan malo que no contenga alguna cosa buena”, en todo lo hermoso, bello, primoroso, bondadoso, afable, tierno está.
En lo indulgente, en lo caritativo, en lo misericordioso, en lo recto, en lo justo, en lo servicial, en lo humanitario, sí…. Allí mismo, y en lo humilde, y en el amparo de los más necesitados, está.
Sí, verdaderamente, cuántos son los casados, casadas y casades, casadus y casadis con Dios.
Y algun@s ni siquiera sabían ni sospechaban que lo estaban.
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CASAD@ CON AMBOS
DESDE LO ALTO DEL otero rematado por un castillo en Caltilprado de los Montes, al este de Castilla, por las provincias de Guadalajara o Soria, esto no se sabe muy bien, antes de llegar a la raya de Aragón, en uno de esos pueblos rayanos o casi rayanos entre este reino de aquí u otro reino de más allá, en un lugar que no va a decirse ni a señalarse, claro es, para que todas las ciudades, villas y aldeas de Castilla, y aún de toda la España vaciada, compitan por hacerse la patria de este lar de tan significada y larga historia, de las verdaderamente importantes para la Humanidad, veíase en ese preciso momento lo siguiente:
Una figura radiante, como de una nube transfigurada e iluminada por de dentro con la incontenible fuerza de un sol interior que reverberase intensamente desde lo adentro de sí misma hacia el exterior que contemplaban las criaturas del entorno…
Además, veíase también junto a la bondadosa y cándida y caritativa y candorosa y candescente silueta o efigie o contorno que florecía de luz resplandeciente y rutilante, otra más obscura a su lado de parecido tamaño y valor con la que guardaba pontones y pasarelas de contacto, masas ambas de energía que destellaban acompasadamente cada una a su propio ritmo pero coincidentes en algunos instantes en que se producía un fogonazo cegador.
La estampa de la silueta oscura también irradiaba desde su interior nubes tenebrosas y lóbregas de penumbra y de ruido a cuyo paso la verdad se apartaba, vencida por lo nocturno y renegrido del eclipsado mundo que se hallaba contenido en su ámbito profundo, recóndito e íntimo.
Castilprado de los Montes, en aquel momento, era el centro del universo, en donde colisionaban dos fuentes inagotables de energía, a la vista sólo de quienes tuvieran ojos para el prodigio que se estaba desarrollando ante sí.
El alfa y la omega de todo cuanto puede ser concebido ascendían la una de la otra cabe sí, en contacto creador de lo bueno y lo malo de los mundos posibles, viables y factibles.
Y en su contemplación, Millán el Rubio, que lo estaba admirando en éxtasis asombrado, sonreía.
Sonreía con arrobo y con gloria.