Desde el inicio del film, cuando los dos cabos se aprietan la mano, hasta la cabalgada transversal en un plano épico, a la búsqueda de un imposible, este film inmortal de Sam Mendes es una sorprendente delicia cinematográfica para iniciar este intenso 2020.
Cada plano secuencia va enlazando historias que te llegan hasta las venas, como la trinchera aliada y ese primer momento en que se asoman al campo de batalla; la trinchera alemana y un silencio constante que sabe a peligro; la granja abandonada donde no estás a gusto en la butaca; el río y la cascada en una imagen imposible… son todas magistrales.
Una fotografía inmensa y triste, una ambientación que te crujen las rodillas, una banda sonora que te atrae a la pantalla, un ritmo que solo baja para subir seguidamente con más fuerza, pero lo más brillante, para un realizador como yo, es el manejo de la cámara, que me ha dejado extasiado, aturdido y ojiplático desde la primera toma.
Una puta obra maestra.
5 ★★★★★