La megaesperada secuela de uno de los largos más relevantes del cine histórico acaba de llegar: Gladiator II.
Regresa la gloria de Roma en un nuevo film apoteósico de Ridley Scott, que consigue unas escenas de batallas espectaculares, especialmente la batalla naval dentro del Coliseo, que enmudece a los espectadores.
Pero también es cierto que el guion deja que desear y debería de haberse trabajado más y mejor.
El reparto es correcto, pero sin alaracas. Ni Denzel Washington llega hasta donde debiera, y Paul Mescal no se puede ni comparar con Russell Crowe, pero ¿quién podría compararse con él en la primera entrega? Es casi imposible.
Ambientación notable, dirección sobresaliente y con secuencias de acción de 10, pero el contenido se queda cojo y el reparto también. En todo caso, solo por esas batallas descomunales, con rinocerontes gigantes, monos diabólicosy gladiadores por doquier merece la pena.
Le falra emoción, pero la vas a disfrutar.
3´½ ★★★½