En este tiempo, solo ha habido una mentira superior al “España nos roba” que los politicastros están repitiendo machaconamente en Cataluña de cara a las elecciones autonómicas de mañana. La gran falacia no tiene expresión verbal. Se ofrece, directamente, como un hecho: Artur Mas encarna Cataluña; Artur Mas es Cataluña.
Si hay unos documentos policiales que presuntamente le implican a él y a otros prebostes de CiU en un caso de corrupción, al sacarlos a la luz un diario de tirada nacional, el caso es que “Madrid ataca a Cataluña”. Da igual si los hechos pueden tener o no un hilo de veracidad (lo que, en su caso, habría de investigar la Justicia), da igual si el famoso “tres por ciento” de las comisiones ya lo denunció en su día el presidente Maragall en el propio Parlamento de Cataluña… Todo eso da igual. Más que el conocimiento de la posible verdad o no de los hechos, lo único que cuenta es que “Madrid ataca a Cataluña”, encarnada por Artur Mas.
No he conocido un caso parecido. Le reconozco el mérito a Artur Mas. Nadie como él ha llegado tan lejos desde un uso tan descarado y sistemático de la demagogia. Quien ha fracasado con una legislatura agotada antes de su meridiano, quien se ha mantenido con el único apoyo del partido con el que prometió que jamás pactaría (con rúbrica en el juzgado, de hecho), quien ha sido vilipendiado por gran parte de una ciudadanía que denunciaba sus brutales tajos en sanidad, educación y servicios asistenciales… ahora es el mesías que se envuelve en la bandera catalana y en la europea. Y no se le cae la cara de vergüenza, pues todos en la Unión Europea le han dicho que al día siguiente de una hipotética independencia Cataluña estaría fuera de la UE y el euro.
No, Artur Mas no se pone rojo. Hoy mismo, en plena jornada de reflexión, si ningún juez lo impide, contará con su manifestación de apoyo en la Plaza de Sant Jaume. Un viejo método muy visto en los años 30 y 40. Al fin y al cabo, es Cataluña la que está en juego. Es él, su persona, su alma, su corazón, su esencia… Cataluña. A Cataluña no le roba España. A Cataluña, desde la demagogia, un politicastro le ha robado su dignidad.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA