La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Navidad es Justicia

Aún no se han apercibido de ello los medios, por lo que no es noticia, pero sí es ya una realidad. Lo es desde esta medianoche, cuando culminó la consagración de la Hostia en la Misa del Gallo en todas las iglesias del mundo. Desde entonces y hasta este mediodía, de un modo excepcional, Dios está actuando de un modo ostensible y estridente en el discurrir de la siempre ciega, coja y manca humanidad. Así, allí donde se ha colocado esta noche la correspondiente imagen del Niño Jesús en el Portal de Belén que le esperaba adorando su hueco vacío, están ocurriendo pequeños y grandes milagros.

Los menos visibles son, sin embargo, gigantescos para muchos: hoy nace una refundada esperanza para personas en paro, para solitarias almas aferradas en la noche a su radio, para ancianos abandonados por los suyos, para enfermos que malviven en el hospital o en las estrecheces de su casa, para quienes están en la calle y en ella han de recibir todo, para las familias rotas por la incomprensión, para los rebeldes sin causa y sedientos de ternura, para las víctimas de sueños rotos, para ti y para mí.

Los milagros más ciclópeos son aquellos que, en la segunda edición del telediario, habrán de ser conocidos por todos: en Siria firman la paz quienes llevan casi tres años devastando un país cuyos hijos han derramado su sangre en las cunetas y su propia identidad en países ajenos; en Corea del Norte sufre un ictus el gordo criminal que la paraliza, por lo que el vacío de poder es aprovechado por todos y cada uno de los demás coreanos y lo mandan exiliado a la Luna; en Haití llega al fin la mirada de equidad del resto del mundo y, aceptada como una nación hermana más, dejará de ser el culmen de todas las injusticias que se esconden bajo la palabra globalización; en la República Centroafricana los bastardos de la Seleka cesan en su rapiña cruel y tiran al suelo sus armas sin hombría; en Sudán del Sur pierden la movilidad de sus brazos quienes se han levantado para arrasar el país más joven por medio del odio étnico; en Guinea Ecuatorial cede el bastón de mando el sátrapa Teodoro Obiang, que se marcha pidiendo perdón, acepta un juicio justo y convoca elecciones libres; en el Subsahara estalla una primavera de indignados que hace ver al maldito Primer Mundo que Lampedusa, Ceuta y Melilla solo son síntomas de un modelo que los asfixia a ellos para engordar nuestra panza.

Cuando los campanarios del mundo hagan estallar en unos minutos el advenimiento del Ángelus, en el instante en el que haya cesado esta acción de gracia de Dios para colocarnos al menos una tirita, al menos tendremos una tregua que hará ver a los corazones más conscientes que esta raza humana vive como vive porque reina la injusticia ciega, coja y manca.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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