La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Pilar Urbano, el 23-F y el Rey

Anda el patio revolucionado con el nuevo libro publicado por Pilar Urbano, ‘La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar’. Su principal tesis es que, en el contexto del último periodo de gobierno de Adolfo Suárez, desde 1980, Juan Carlos I veía en él ya un estorbo y le quería fuera de la presidencia, para lo cual cayó en el error de alentar con sus comentarios despectivos a los sectores más activos en el Ejército y hacer ver a estos, a través de su amigo el general Armada, que la solución podía estar en un Gobierno de concentración nacional encabezado por este. ¿Y? Esto no es en absoluto nuevo. Si cabe, como mucho, lo más exclusivo son los comentarios y anécdotas recogidos con una exactitud que hacen ver que la periodista estuvo allí… ¿O tal vez no?

Basta con leer la prensa de la época y los muchos libros que ya en 1981 se escribieron de los hechos para hacerse una composición general de lo que entonces aconteció. El Rey, motor imprescindible de la transición desde una dictadura hasta una democracia, cometió un gran error cuando ya parecía asentado el marco constitucional pero se arrastraba la convulsión de una crisis económica y política; entonces, era lo más fácil, todos culpaban a quien dirigía el país. En esos primeros tiempos, cuando aún España carecía de cultura democrática, el Rey hizo lo que no debía: dar a entender que deseaba un cambio presidencial y que para ello apoyaba incluso un golpe de timón. Eso, ante unos militares que le tenían unas ganas terribles a aquel político centrista al que tachaban de “rojo” y “traidor”, suponía echarle a los pies de los caballos.

Sin embargo, el Rey pecó de imprudente, pero no de golpista. Al menos, hasta que se demuestre lo contrario, cosa que Pilar Urbano no ha hecho. Por cierto, ¿se puede decir lo mismo de Felipe González o Fraga? ¿Acaso en el libro, y en otros muchos, no se dice de estos y otros políticos que estaban por la “solución Armada” y, aun sin llegar al extremo del pueril tejerazo, sí habían aceptado formar parte de ese hipotético Gobierno de concentración nacional? ¿Y no pasa nada? ¿Nadie les requiere a estos (a los que viven o a sus partidos) que salgan a desmentir estas acusaciones, por otra parte, nada originales? ¿No es lo que se está haciendo con Zarzuela, utilizando la nefasta frase de “el que calla otorga”?

Debe de ser que entonces carecíamos de cultura democrática y hoy, aun transcurridos más de treinta años, seguimos sin andar muy sobrados de la misma. El golpe del 23-F lo propició media España: unos militares sin reciclar; medios de comunicación irresponsables; una oposición desaforada; la propia UCD, destrozada por la lucha de egos… Y, lo que es peor, se lo dieron a Adolfo Suárez cuando ya había dicho adiós. ¿Quiere decir eso que media España fue golpista? No, de la misma manera que el Rey, pese a sus graves errores, no lo fue.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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