La densidad nutritiva del boniato es elevada. Sus nutrientes son, la mayoría, hidratos de carbono compuestos por igual por almidones complejos y azúcares simples.
Estos son más abundantes cuanto más maduro está y más tiempo ha estado almacenado.
Pese a su dulzor, su carga glucémica estimada, una vez cocido o asado, es de 7, lo que indica que la glucosa pasa lentamente a la sangre sin provocar subidas bruscas de insulina. Por esta razón, se recomienda, en cantidades moderadas, en caso de diabetes.
Las proteínas, aunque moderadas (1,7%), tienen un perfil de aminoácidos muy adecuado para su aprovechamiento, y son ricas en uno de los llamados esenciales, la metionina, normalmente escaso en el reino vegetal.
Una de las propiedades del boniato más destacables para la salud es su efecto antioxidante.
El más conocido es el betacaroteno, que previene las cataratas, trastornos inmunitarios e incluso algunos tipos de cáncer gracias a su efecto estimulante sobre el sistema inmunitario.
Además del betacaroteno, es rico en fenoles y flavonoides que, junto con proteínas como el glutatión y sus vitaminas y minerales, refuerzan su poderoso efecto antioxidante.
Es destacable su contenido en manganeso. Una ración de 100 gramos aporta la cuarta parte del que se precisa al día.
Este mineral, que interviene en la formación de huesos y cartílagos, así como en la coagulación sanguínea, forma parte de una enzima que protege de los radicales libres.
El boniato, también es conocido como: batata, camote y papa dulce. es un alimento muy accesible y económico, y es una excelente fuente de carbohidratos, fibra, calcio, manganeso y potasio, entre otros minerales, provitamina A (betacaroteno), vitamina C, vitaminas del grupo B, antioxidantes y, entre otras cosas, se destaca que tiene una carga glucémica inferior a la de la patata.
El boniato es muy popular en la gastronomía peruana. Es el acompañante perfecto de dos de sus recetas más populares: El ceviche y el pan con chicharrón.