Pocos paisajes están dotados de tantas formaciones kársticas subterráneas, como Eslovaquia. Aquí encontrará más de 6200 cuevas conocidas, donde podrá visitar dieciocho de ellas.
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Las más importantes y valiosas son las cuevas del Karst eslovaco y la Cueva de hielo Dobšinská, incluidas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El valor único es la cueva aragonita de Ochtinská, la única de su tipo en Europa. Sus raros espacios subterráneos están decorados con cristales de aragonita en lugares con forma de corales frágiles o blanquecinos blancos como la nieve.
En Domica, la cueva más grande conocida del Karst eslovaco, puede disfrutar de un atractivo crucero en barco por el río Styx.
La Cueva de Belianska es la única accesible al público accesible. Está situada en las laderas de Belianske Tatry y el Tatranskou Kotlinou y es una de las primeras cuevas de Europa, donde se introdujo la luz eléctrica .
La entrada a la cueva se encuentra a una altura de 890 metros y se puede acceder por un sendero serpenteante desde la cuenca del Tatra, superando una diferencia de altura de 122 m. Actualmente, la cueva tiene un recorrido de 1370 m de longitud ( 70 minutos ).
La puerta de la entrada de la cueva han sido conocidas por los orfebres en la primera mitad del siglo XVIII . Pero durante años se han mantenido en secreto. El orificio de entrada fue nuevamente encontrado por L. Gulden y el buscador de oro Fabry en 1826.
Ya en 1896, la cueva estaba iluminada y la electricidad que la abastecía era suministrada por una central eléctrica construida en el arroyo White. Sólo se permitieron tres visitas en un día. Sin embargo, el guía tuvo que abrirla incluso cuando solo tenía un cliente. El turismo actual es atraído principalmente por las cascadas de flowstone, estalagmitas de pagoda y varios estanques .
La cueva también se utiliza con éxito para la climatoterapia. Cuenta con un área de buena acústica llamada «Music Hall», por lo cual los conciertos de música grabada se llevan a cabo anualmente en agosto .
Fuente: Editorial DAJAMA
