Cada verano, Teruel se transforma. Sus calles, normalmente tranquilas y de encanto mudéjar, se llenan de vida, color, música… y vino. Porque cuando llegan las Fiestas del Ángel, también conocidas como la Vaquilla, la ciudad entera se lanza a celebrar a su símbolo más querido: el Torico, una pequeña escultura de bronce que preside la plaza del mismo nombre y que cada año recibe un homenaje único y multitudinario.
Del 4 al 14 de julio de 2025, Teruel te invita a sumergirte en una de las celebraciones más singulares y auténticas de Aragón. Diez días de cultura popular, música sin descanso, emoción taurina, gastronomía local y espíritu acogedor. Un momento ideal para conocer Teruel de una manera completamente diferente.
El alma de la fiesta: El Torico, el pañuelico y el vino
El momento más esperado llega el 12 de julio con la Puesta del Pañuelico. Miles de personas abarrotan la Plaza del Torico vestidas de blanco y rojo, mientras suena la música y la expectación crece. Un joven de la peña encargada del año escala una columna de siete metros, como si de un castell catalán se tratara, hasta alcanzar el diminuto toro de bronce. Con delicadeza —y ante la ovación del público— le coloca el tradicional pañuelico rojo al cuello. Desde ese instante, la fiesta ya no tiene freno.
Pero hay más: cubos, pistolas de plástico, garrafas y vasos sirven para rociar vino y sangría a diestro y siniestro. Las camisetas blancas se tiñen de morado, la música no cesa y la diversión es desbordante.
Toros, tradición y respeto
En Teruel no hay encierros al uso. Aquí los toros van ensogados con la llamada Soga y Baga, una tradición centenaria que permite que los animales recorran las calles controlados, acompañados por corredores que conocen cada rincón del trazado. Todo comienza con una escena impactante: la salida del toro desde la Plaza de Toros, embistiendo un muñeco de paja antes de emprender la carrera por las calles turolenses.
Quienes manejan las sogas lo hacen con experiencia y cariño, cuidando del toro y de quienes participan. La emoción es intensa, pero el respeto por el animal, aún más.
Música, peñas y verbena sin fin
Las peñas son el corazón palpitante de las fiestas. Repartidas por toda la ciudad, cada una con su local propio, acogen a vecinos y visitantes por igual. No necesitas invitación: solo ganas de bailar, brindar y pasarlo bien. Las charangas llenan las calles con ritmos contagiosos, mientras en los locales suenan orquestas hasta la madrugada. El ambiente es festivo, inclusivo y absolutamente único.
Sabores que enamoran
Teruel también se saborea. En estos días, probar su jamón D.O.P., un regañao (pan horneado con sardina o jamón y pimiento rojo) o los famosos Suspiros de amante (tartaletas rellenas de queso dulce y almendra marcona) es casi una obligación. Todo acompañado con los robustos vinos de la región: Calatayud, Cariñena, Campo de Borja, Maestrazgo, Matarraña…
Más de 400 razones para venir
Conciertos, teatro, danza, exhibiciones deportivas, espectáculos callejeros, fuegos artificiales, actividades infantiles… En total, más de 400 eventos para todos los públicos que convierten Teruel en una fiesta continua durante diez días.
Ya lo sabes: este verano, Teruel no se olvida.
Te espera con los brazos abiertos, una copa de vino en la mano y el pañuelico rojo preparado.