Vaya por delante que las Islas Carolinas, un vasto archipiélago en el océano Pacífico compuesto por más de mil atolones e islas, fueron descubiertas por los exploradores españoles Toribio Alonso de Salazar y Diego de Saavedra en 1526, durante una expedición tras la muerte de Magallanes, cuando avistaron la isla de San Bartolomé (o Taongui).
Posteriormente, en 1528, Álvaro de Saavedra Cerón tomó posesión formal de las islas de Ulithi en nombre de la Corona española, consolidando así el dominio inicial de España en la región.
El nombre «Carolinas» se debe a Francisco Lezcano, quien en 1686 redescubrió y bautizó las islas en honor al rey Carlos II de España, extendiendo el término a las adyacentes Palaos y otros grupos que más tarde fueron renombrados por exploradores británicos.
España mantuvo soberanía sobre estas islas desde su descubrimiento en el siglo XVI hasta 1899, cuando, tras la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, las vendió a Alemania por 25 millones de pesetas.
UN MUNDO DISTINTO
En un mundo dominado por la inmediatez y la tecnología, hay destinos que parecen desafiar el ritmo del tiempo.
Yap, una pequeña isla perdida en el corazón de Micronesia, es uno de esos lugares.
Aquí, las tradiciones sobreviven al empuje de la modernidad y, quizás lo más sorprendente, el dinero no cabe en un bolsillo: está hecho de piedra y puede pesar varias toneladas.
El motivo principal para viajar hasta este remoto enclave del Pacífico es sumergirse en una sociedad que ha sabido preservar su identidad frente a la globalización y descubrir un sistema monetario único en el mundo, el rai, que sigue marcando la vida y las relaciones sociales a día de hoy.
A día de hoy, 15 de septiembre de 2025, Yap sigue fascinando a quienes buscan experiencias auténticas y paisajes vírgenes.
Es un destino para quienes desean entender otras formas de vida, explorar arrecifes de coral intactos y participar en rituales que no han cambiado en siglos. El viaje, largo y costoso, se compensa con la posibilidad de vivir una de las aventuras culturales más singulares del planeta.
El dinero más grande del mundo: el rai y la economía de piedra
Nada prepara al visitante para la visión de los rai: enormes discos de piedra caliza, algunos de más de tres metros de diámetro, diseminados por los caminos y aldeas de la isla.
Estas monedas, que pueden pesar hasta cuatro toneladas, no se mueven de lugar ni cambian de dueño físicamente, pero sí de propietario legal en transacciones importantes como bodas o compra de tierras.
La posesión y la historia de cada piedra —cómo se extrajo y transportó desde islas lejanas como Palau— otorgan su valor. El simple reconocimiento social de la transferencia es suficiente: nadie roba una piedra, porque todos saben de quién es cada una.
Este sistema, que ha sobrevivido a la llegada del dólar y la banca digital, sigue vigente en los grandes acuerdos sociales. El rai ha sido reconocido internacionalmente como uno de los ejemplos más extraordinarios de dinero simbólico y comunitario. Para el viajero, pasear entre estos bancos de piedra es como recorrer un museo al aire libre donde cada pieza cuenta una historia de navegación, esfuerzo colectivo y confianza mutua.
Llegar a Yap: rutas, escalas y medios de transporte
Llegar a Yap desde España es, sin duda, parte de la aventura. No existen vuelos directos. El itinerario más habitual incluye un vuelo intercontinental hasta un gran hub asiático, como Taipei o Guam, seguido de conexiones regionales. Por ejemplo:
- Vuelo Madrid/Barcelona – Taipei (con escalas, operado por aerolíneas como Emirates, Qatar Airways o China Airlines).
- Taipei – Palau (Koror), en vuelos regionales.
- Palau – Yap, operados por pequeñas compañías locales.
- Alternativamente, se puede conectar vía Guam con United Airlines.
El trayecto dura entre 35 y 48 horas según conexiones y esperas. El aeropuerto de Yap se ubica junto a la capital, Colonia, desde donde taxis y minibuses conectan con los principales alojamientos. Dentro de la isla, el alquiler de coche es escaso y caro; la mayoría de visitantes se mueve a pie, en bicicleta o contratando traslados con los hoteles.
Coste del viaje y precios actualizados
Un viaje organizado a Yap y otras islas Carolinas para dos personas, incluyendo guía en español, traslados internos y alojamiento en hoteles locales durante 17 días, ronda los 9.990 € (4.995 € por persona en habitación doble). Este precio suele incluir desayunos y visitas guiadas, pero no incluye los vuelos internacionales, que pueden suponer entre 2.000 y 2.800 € adicionales por persona, dependiendo de la temporada y la antelación de la compra.
Otros gastos a considerar:
- Comidas en restaurantes locales: entre 10 y 25 € por persona y comida.
- Excursiones de snorkel o buceo: entre 60 y 150 € por persona.
- Entradas a parques marinos o culturales: desde 5 a 25 €.
- Alquiler de bicicletas o transporte privado: desde 15 € al día.
El coste total para dos personas, sumando vuelos, alojamiento, comidas y actividades durante dos semanas, difícilmente bajará de los 12.000 €. Es, por tanto, un destino reservado para viajeros muy motivados.
Cuándo ir: mejor estación y clima
El clima en Yap es tropical, con temperaturas constantes entre 25 y 30ºC y una humedad elevada durante todo el año. La mejor época para visitar la isla es de noviembre a mayo, cuando las lluvias son menos intensas y el mar ofrece las mejores condiciones para el buceo y el snorkel. Los meses de junio a octubre corresponden a la estación lluviosa, con precipitaciones abundantes y posibilidad de tifones esporádicos.
Restaurantes imprescindibles y gastronomía local
La oferta gastronómica de Yap es limitada pero interesante, centrada en ingredientes frescos del mar y productos locales como el taro, el coco y la fruta del pan. Algunos establecimientos recomendados por viajeros recientes incluyen:
- Manta Ray Bay Resort Restaurant: cocina internacional y local, con vistas a la laguna y platos a base de pescado fresco.
- Oceania Hotel Restaurant: menús sencillos de pescado a la parrilla, arroz y verduras.
- Ganir Restaurant & Bar: ambiente informal y platos de inspiración micronesia y filipina.
En los mercados y pequeñas cantinas es posible probar el betel, una nuez de sabor fuerte que mastican los locales, y platos tradicionales como el taro cocido en leche de coco. Se recomienda precaución con el agua y consumir siempre embotellada.
Documentación y requisitos de entrada
Para viajar a Yap desde España se necesita pasaporte en vigor con una validez mínima de seis meses y billete de salida del país. No se requiere visado para estancias turísticas inferiores a 30 días, aunque las autoridades pueden solicitar prueba de fondos y reserva de alojamiento. Es obligatorio presentar el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla si se viaja desde un país donde la enfermedad es endémica.
No existe representación diplomática de Micronesia en España, por lo que cualquier incidencia debe tramitarse a través de la embajada más cercana, generalmente en Tokio.
Moneda y pagos
La moneda oficial es el dólar estadounidense (USD). No existen cajeros automáticos fuera de la capital y el uso de tarjetas de crédito está muy limitado. Es imprescindible llevar efectivo suficiente para toda la estancia. El rai —las piedras gigantes— se utiliza solo en transacciones simbólicas o comunitarias; para el viajero, su función es principalmente cultural y turística.
Claves y trucos para disfrutar de Yap
- Planificar el viaje con mucha antelación: los vuelos y alojamientos son escasos y caros.
- Respetar las costumbres locales: vestimenta discreta fuera de los hoteles y máximo respeto en las aldeas tradicionales.
- Participar en ceremonias y visitas guiadas: muchas zonas requieren permiso de los jefes de aldea para acceder.
- Reservar actividades de buceo o snorkel con operadores certificados y con experiencia en la isla.
- Llevar adaptadores de enchufe tipo americano (A/B).
- Protegerse del sol y los insectos: el clima es húmedo y las picaduras frecuentes.
Curiosidades y anécdotas del lugar
- El rai más grande conocido mide 3,6 metros de diámetro y pesa casi cinco toneladas. Algunos se consideran de tal valor que nunca han cambiado de propietario.
- Durante la Segunda Guerra Mundial, Yap fue base estratégica japonesa y aún se pueden visitar restos de fortificaciones y búnkeres en la selva.
- La navegación tradicional, sin instrumentos, es motivo de orgullo local. Cada año se celebran competiciones de canoas donde los navegantes utilizan solo las estrellas y las corrientes para orientarse.
- Es habitual que los visitantes sean recibidos con danzas tradicionales y flores, especialmente si participan en celebraciones locales.
Cómo llegar a las Carolinas desde España
El viaje a las islas Carolinas desde España es largo y requiere varias escalas. El trayecto típico es:
- Vuelo España–Taipei (Taiwán), con aerolíneas internacionales.
- Conexión Taipei–Palau (Koror), vuelo regional.
- Vuelo Palau–Yap, operado por aerolíneas locales.
- Alternativamente, vuelos España–Guam y de allí a Yap.
No existen vuelos directos ni conexiones rápidas; el trayecto completo puede superar las 40 horas. Se recomienda reservar los vuelos internos con mucha antelación, ya que la frecuencia es baja y la demanda limitada.
Un salto a las Carolinas: más allá de Yap
Tras explorar Yap y su dinero de piedra, la ruta natural lleva a otras islas Carolinas como Palau o Kosrae. Cada una ofrece su propio carácter y atractivos, desde los lagos de medusas de Palau hasta los arrecifes intactos de Kosrae. El transporte entre islas suele ser por avión, con vuelos regionales que conectan los principales núcleos, y ocasionalmente en barco para trayectos cortos.
La experiencia de recorrer las Carolinas es la de un viaje en el tiempo, un recorrido por culturas milenarias, paisajes poco alterados y modos de vida que desafían la lógica occidental. Es un destino para quienes buscan algo más que playas paradisíacas: aquí, la verdadera riqueza pesa toneladas y las historias se transmiten de generación en generación bajo la sombra de una ceiba o frente a las olas del Pacífico.
