El CNI, entre su noble misión y la chusca realidad

El CNI, entre su noble misión y la chusca realidad

(PD).- La próxima semana, por segunda vez en el plazo de dos meses, comparecerá a puerta cerrada ante la Comisión de Secretos Oficiales el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, para aclarar una serie de irregularidades que, desde dentro del Centro se le atribuyen y que van desde el pago de jornadas particulares de pesca, caza y submarinismo a cargo de fondos económicos oficiales, hasta pequeñas corruptelas, así como uso arbitrario de personal y material del Centro para asuntos privados, e incluso la colocación en la Casa de los espías españoles de parientes e hijos de amigos para unas funciones en las que en teoría se necesita una especial preparación.

«Tenemos un problema interno». Con estas palabras anunció el director del CNI, Alberto Saiz, ante el Congreso el pasado 20 de mayo la crisis que atraviesan los servicios secretos.

El subdirector de Contraterrorismo de los servicios secretos, su segundo y el jefe del Departamento antiETA habían presentado su dimisión.

La ministra de Defensa, Carme Chacón, no fue informada por el jefe de los espías y conoció la noticia por los medios de comunicación. Por ese motivo, ordenó a Saiz un informe por escrito.

LAS PIFIAS DEL ENCHUFADO DE BONO

– Saiz, a quien colocó en el CNI José Bono cuando era ministro de Defensa, no explicó en el Congreso los problemas internos que atraviesa el Centro y se limitó a atacar a sus subordinados con frases como: » Se descuelgan del proyecto».

– El jefe de los servicios secretos ha abierto expediente a su representante en el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista, que ha sido apartado del cargo.

– Esta situación no es nueva, sino que arranca en junio de 2008 con el cese del director de Inteligencia.

– Un grupo de agentes y directivos del CNI estudia la fórmula de presentar una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción contra el director del Centro por malversación de fondos públicos.

EL MANEJO DE LOS FONDOS RESERVADOS

Subraya José Oneto en La Estrella Digital que, siendo graves las denuncias económicas en una institución donde los fondos reservados que se manejan, por su propia naturaleza, no tienen un excesivo control, lo más grave es que de nuevo, después de un periodo de relativa tranquilidad en el CNI que se consiguió durante el mandato de Jorge Dezcallar, actual embajador de España en Washington, «La Casa«, como se denomina en el argot al centro del espionaje, vuelve a ser fuente de conflictos.

Es más, para cualquier servicio resulta insólito no sólo que se produzcan filtraciones desde dentro, sino que puedan salir fotografías, información interna, iniciales de los agentes operativos que acompañan al director en sus jornadas privadas de caza y pesca, e incluso detalles tan chuscos y de tan poco nivel como esas compras masivas de patatas por parte del director para posteriormente regalarlas o venderlas o esa utilización de los agentes para limpiar la piscina de la residencia particular de Alberto Saiz.

Muy mal tiene que estar el CNI por dentro y muy importante debe de ser la lucha interna que ha provocado la renovación del mandato de Alberto Saiz el pasado mes de mayo, en contra del criterio de los ministros del Interior y Defensa, principales beneficiarios de la información del Centro, como para que salga a la luz pública toda una serie de detalles que dejan a la Inteligencia española a un nivel que produce auténtico bochorno.

Con la creación del CNI en el año 2002, en la etapa de Jorge Dezcallar -cuyo nombramiento, durante el mandato de José María Aznar, fue pactado por el Partido Popular con el PSOE-, se pretendió enterrar definitivamente la mala imagen del Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa), protagonista de escándalos tan sonados como las escuchas telefónicas ilegales a banqueros, periodistas, empresarios y hasta al propio Rey, o como el de su participación activa en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, con el jefe de la Agrupación Operativa, el comandante Antonio Cortina, al frente, o como sus conexiones con la guerra sucia de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación).

Oficialmente, su creación se justifica por «los nuevos retos del escenario nacional e internacional» y por la necesidad que tiene España de disponer de un Servicio de Inteligencia «especializado y moderno» con capacidad para afrontar esos retos con eficacia».

El CNI -según la Ley Orgánica 11/2002- es un organismo público responsable de facilitar al presidente del Gobierno y al Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y de sus instituciones.

Es evidente que entre la filosofía del texto fundacional y los hechos denunciados (algunos tan horteras, tan chuscos, tan de Mortadelo y Filemón) hay algo que chirría, que produce una inevitable vergüenza ajena…

P.S.: Aprovechando su comparecencia en el Parlamento, ¿le preguntará alguien a Alberto Saiz sobre la responsabilidad del CNI en el oscuro episodio de espionaje y contraespionaje en el que ha participado un agente doble que oficialmente trabajaba para el Gobierno vasco en La Habana, y que ha provocado la caída del ex ministro de Asuntos Exteriores Pérez Roque y del vicepresidente Carlos Lage, uno de los hombres con el que España apostaba por la transición política tras la desaparición de Fidel Castro?

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