Hoy, 17 de junio de 2025, la atención internacional se centra en la abrupta salida de Donald Trump del encuentro del G7 en Italia.
La decisión responde al agravamiento del conflicto entre Israel e Irán, que ha escalado hasta un intercambio de misiles directos.
El enfrentamiento, que ya suma cinco días, plantea graves riesgos para la estabilidad de Oriente Medio y obliga a Washington a tomar decisiones urgentes con posibles consecuencias globales.
Desde el pasado viernes, las hostilidades entre Israel e Irán han superado la retórica habitual y han derivado en una serie de ataques cruzados que no se veían desde hace décadas. Según fuentes oficiales israelíes, las fuerzas armadas han intensificado operaciones en territorio iraní con el objetivo declarado de neutralizar capacidades militares estratégicas. Por su parte, Irán ha respondido con misiles balísticos dirigidos a posiciones israelíes, un movimiento que eleva exponencialmente el riesgo de una guerra abierta.
- La cifra exacta de víctimas sigue sin confirmarse, pero organismos internacionales alertan del aumento de bajas civiles.
- Las principales ciudades israelíes y algunos enclaves estratégicos iraníes han sido objetivo directo de los misiles.
- El espacio aéreo sobre buena parte del Golfo Pérsico permanece cerrado o altamente restringido.
Netanyahu: “Esta operación podría llevar a un cambio de régimen en Irán”
En una declaración inusualmente clara, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha afirmado que la operación militar lanzada por su país “podría allanar el camino para un cambio de régimen en Irán”. Esta postura supone un giro importante respecto a anteriores crisis regionales.
El mensaje es doble: busca presionar al liderazgo iraní pero también enviar una señal a las potencias occidentales. Netanyahu confía en que una acción militar prolongada debilite tanto al régimen iraní como a sus apoyos internos y externos. Sin embargo, voces críticas dentro y fuera de Israel advierten sobre los riesgos:
- Un intento explícito de forzar un cambio político en Irán podría desestabilizar aún más la región.
- La respuesta iraní podría implicar ataques indirectos mediante milicias aliadas en Líbano, Siria o Yemen.
- Socios europeos y la ONU han pedido contención para evitar una conflagración regional.
El dilema de Trump: presiones internas y externas
La repentina salida de Donald Trump del G7 deja claro que la Casa Blanca percibe la situación como una amenaza directa para los intereses estadounidenses. Trump afronta presiones cruzadas:
- Aliados europeos insisten en evitar una escalada militar y apuestan por la diplomacia.
- Congreso estadounidense: Demócratas y algunos republicanos critican cualquier atisbo de intervención directa.
- Electorado nacional: En pleno año electoral, Trump debe equilibrar una imagen fuerte ante Irán sin arrastrar a Estados Unidos a un nuevo conflicto bélico.
“La decisión sobre Irán es solo mía”, habría declarado Trump en privado según fuentes cercanas al Despacho Oval citadas por CNN. El presidente tiene ante sí varias opciones:
- Aumentar el apoyo militar directo a Israel.
- Apostar por sanciones económicas más duras contra Teherán.
- Impulsar mediaciones discretas para desescalar el conflicto.
Reacciones internacionales: temor a una guerra total
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy con carácter urgente. Las cancillerías europeas multiplican contactos diplomáticos ante el temor a un conflicto mayor que afecte al suministro energético global y reactive antiguos frentes sectarios en la región.
Entre las medidas adoptadas o propuestas destacan:
- Refuerzo temporal del despliegue naval estadounidense en aguas del Golfo.
- Llamamientos al cese inmediato de hostilidades por parte de Francia, Alemania y Reino Unido.
- Advertencias sobre el impacto económico si los precios del petróleo suben bruscamente.
Perspectivas: ¿hacia dónde avanza la crisis?
Pese al endurecimiento del discurso tanto en Tel Aviv como en Teherán, ningún actor parece dispuesto —al menos por ahora— a lanzar una ofensiva terrestre masiva. Sin embargo, los expertos consultados advierten:
- El riesgo principal reside en errores de cálculo o incidentes fuera del control directo de los gobiernos.
- La posibilidad realista es que ambos bandos busquen demostrar fuerza durante unos días antes de aceptar algún tipo de mediación internacional.
- Si la presión militar israelí debilitara significativamente al régimen iraní, se abriría un periodo incierto con riesgos para toda la región.
Hoy, la comunidad internacional observa expectante cómo las decisiones que se tomen desde Washington, Jerusalén y Teherán pueden marcar no solo el futuro inmediato del conflicto sino también el equilibrio geopolítico mundial para los próximos años. La incógnita principal sigue siendo hasta dónde está dispuesto a llegar cada actor y si existe margen para frenar una espiral aún mayor.
