Enseñar a vivir: Fundamental en la vida

Mientras escribo, recuerdo un contundente y profundo “chiste”, publicado en aquella magnífica revista que fue, “la Codorniz” (1); y la que supo vivir y “fustigar al régimen de Franco, de forma notable”; fue un chiste, en el que aparece un gigantesco individuo, vestido de frac y chistera; y bajo el mismo, “un tierno infante vestido de marinero”, al que aquel imponente personaje, le dice… “Hijo mío, estudia: para que la sociedad te sea útil”. Todo un mensaje, de cómo muchos entienden la vida, en este pobre y miserable planeta, donde el dominio es, (“o quiere ser”) “la llave de todo”. Pero las consecuencias, son las que aparecen siempre y hoy tenemos encima, puesto que “ese es el sino de las masas, no del individuo”.

Por ello, hay que recordar a los Maestros verdaderos y que sus enseñanzas, fueron básicamente para enseñar a vivir a quienes los escucharon o leyeron; y los que hoy, han desparecido de tanta escuela que enseña, tanta tecnología, que en realidad, no sirve para un verdadero progreso integral, y en general, lo que “brilla” es la mala educación, la trivialidad, y “el yo y siempre yo”. Hoy les recuerdo, máximas de un gran Maestro, que fue incluso emperador destacado del Imperio Romano, cual fue Marco Aurelio; y suyos contenidos, debieran haber sido enseñados en cualquier escuela del grado que sea; pero ello no ha interesado a los gobernantes y así nos va. Por lo tanto busquen y lean los libros que encuentren sobre este Maestro y los también, Epicteto o Séneca, leyendo a los tres, se adquiere “un buen bagaje para circular por la Tierra”.

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“La materia que constituye el Universo se presta fácilmente a todas las combinaciones; y a la sabiduría que disponemos de ellas, no lleva en su esencia ningún principio maligno. Por tanto, no encerrando ninguna maldad, no puede hacer daño ni perjudicar; sino que vela por la creación de todas las cosas y por llevarlas a buen fin.
Cuando cumples con tu deber no te preocupes si tienes frío o calor, si tienes necesidad o no de dormir, si te aplauden o critican, y si corres algún peligro o vas a morir. El hecho de morir es uno de los actos de la vida, y tanto en esto como en los demás, lo esencial es hacer bien lo que se está haciendo.
Examina a fondo todas las cosas y procura no equivocarte ni en su cualidad ni en su verdadero valor.
Todo lo que se ofrece a nuestra vista se transformará en un instante; los cuerpos simples se evaporan y los demás se disuelven en sus diversos elementos.
La sabiduría que gobierna el mundo conoce su propia naturaleza, sabe perfectamente lo que hace y lo que ejecuta.
El mejor procedimiento para vengarse de los malos es procurar no asemejarse a ellos.
Pasar sucesivamente de una acción social a otra debe ser tu único goce, tu sola distracción, pero acordándote siempre de Dios.
Lo que nos guía es la facultad que posee el alma de dirigirse a sí misma, de componerse según su voluntad y de considerar todo lo que sucede desde el punto de vista que juzga conveniente.
Todo se realiza según el orden de la naturaleza universal; y jamás por las leyes de otra naturaleza que pudiera envolverlo exteriormente o encerrarlo en su seno, como tampoco por otra causa independiente de ella.
Todas las cosas, o no son más que una oscura combinación de elementos que se mezclan desordenadamente para dispersarse luego, o, por el contrario, son todo unión, orden y providencia. Dada la primera hipótesis, ¿para qué, pues, desearía permanecer más tiempo en esta amalgama fortuita y dentro de semejante confusión? ¿Acaso debo preocuparme de saber cómo he de convertirme en polvo un día? ¿Por qué he de alarmarme entonces? La fuerza de dispersión ha de alcanzarme, haga lo que hiciere. Pero en la segunda hipótesis, no tengo más remedio que inclinarme con respeto y tranquilidad ante el ser que gobierna el universo, depositando en Él toda mi confianza.
Cuando, bajo el imperio de las circunstancias, experimentes involuntariamente una especie de trastorno, vuelve en ti mismo enseguida y sobre todo no interrumpas la marcha de tu conducta más de lo necesario. Cuanto más constantemente recobres tu conducta, tanto más dueño te harás de ella.
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Por descontado que cada uno de estos “sueltos”, necesitaría las oportunas aclaraciones a las indudables preguntas que le haría quién como discípulo las oyera o leyera; pero eso es siempre lo interesante y por tanto positivo, el diálogo entre Maestro y discípulo, hasta llegar al entendimiento máximo, o la aclaración más convincente; aunque muchas veces, se llegue a la gran duda, y al confesar esa verdad inmutable del sabio que la afirmó… “Yo sólo sé que no sé nada”; puesto que la vida, sigue siendo el misterio que siempre fue y del que seguimos estando muy lejanos para dilucidarlo; por lo que si nó, la paciencia de Job, pero sí que aproximarse a ella en todo lo posible; seguro que viviremos mucho mejor, que sumergidos en las insatisfacciones que nos mueven casi constantemente.

(1) La dirigió mucho del tiempo en que circuló: Álvaro de la Iglesia (agudo y prolífico escritor), del que curiosamente ahora se cumple su centenario, puesto que nació en 1922: La Codorniz fue una revista de humor gráfico y literario publicada en España desde 1941 a 1978. Se autoproclamaba «la revista más audaz para el lector más inteligente», y posteriormente también «decana de la prensa humorística», y sin duda fue una de las más longevas publicaciones de humor, sirviendo de inspiración a las posteriores El Papus, Hermano Lobo y Por Favor. Fueron sus directores Miguel Mihura (1941-1944), Álvaro de Laiglesia (1944-1977), Manuel Summers (1977-1978) y Cándido (1978). (Wikipedia)

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)