NAUFRAGÓ EL QUE SE ARRUGÓ
—Hay que cre(a-e)r aunque sea
En la cresta de la duda.
—¿Eso aconsejó un tal Buda?
—Lo ignoro, mas la presea
Obtuvo tras la odisea
Quien audaz se la jugó
Y luego ledo enjugó
Su sudor muy satisfecho
Al ver que estaba derecho,
En pie, quien no se arrugó.
Ángel Sáez García
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