Nacionalistas.
Leo en un periódico la siguiente noticia:
López Tena: «Cataluña está siendo robada y saqueada por España»
El diputado independentista Alfonso López Tena, de Solidaridad Catalana por la Independencia, dio la nota el 8 de julio de 2011 en el programa Dando Caña, en Intereconomía Televisión. El político, de origen valenciano, hizo gala de su antiespañolismo, aunque también, paradójicamente, reconoció que los medios públicos catalanes no le han dado la oportunidad de lanzar su mensaje.

Y algo más adelante esta otra:
La entidad Òmnium Cultural, asociación que lleva cincuenta años pidiendo la independencia y promocionando el catalán en detrimento del castellano, aprovechó el acto de celebración de su 50º aniversario para reclamar que se impulse «radicalmente el derecho a decidir». La presidenta del colectivo, Muriel Casals, recordó la manifestación contra la sentencia del Estatuto, impulsada por ellos mismos, para pedir que ese «espíritu» siga presente.
Los objetivos, dijo, son conseguir la independencia cultural y fiscal e impulsar el derecho de autodeterminación, para que el proceso acabe en un referéndum sobre la independencia de Cataluña convocado de manera oficial y vinculante.

Y Nazis.
Tras su ascenso al poder, Hitler inicia un plan, hecho de megalomanía y fanatismo, para la fundación del III Reich, que lo llevaría al dominio del mundo.
Las líneas básicas de este plan consistían en establecer la supremacía de la raza aria, buscar sus raíces y asegurarle su lugar, como raza superior, en el futuro.
A tal efecto nombró a Heinrich Himmler, como jefe supremo (Reichfurer) de las SS.
Éste crea la Sociedad de la Herencia Ancestral del Reich, con el propósito de encontrar pruebas arqueológicas y científicas de los orígenes de la raza aria, que demostrarían los derechos naturales de ésta.
Tanto Himmler, como Hitler, creían firmemente en la idea de equiparar la pureza racial con el poder espiritual.
La finalidad del plan de Hitler consistía en crear un hombre nuevo basado en la supremacía y pureza de la raza aria. Una raza sin taras de ninguna clase, purificada y llevada a otro nivel de la evolución.
Esta idea de Hitler y los nazis, de crear una raza suprema tenía su base en una popular novela de la época titulada “Vril, el poder de la raza venidera” escrita por Edward Bulwer Lytton, autor de “Los últimos días de Pompeya” y considerado pionero de la ciencia ficción.
En el libro se hace un retrato de una sociedad totalmente deshumanizada, en la que la tecnología y la manipulación del lenguaje por parte del poder anulan al hombre y coartan su capacidad de pensar y de sentir.

Arriba, el diputado Alfonso López Tena, y la asociación Òmnium Cultural, son una muestra palpable de las esencias primigenias del sentir del nacionalista-separatista tipo, de nuestro país.
Abajo, he escrito una pequeña síntesis de la idea básica del nazismo o “Nacionalsocialismo” alemán.
A poco que uno se fije se puede dar cuenta del paralelismo entre ambas.
La idea básica es: que unos individuos por el mero hecho de haber nacido aquí o allá, con estas o aquellas costumbres y formas de vivir, se supongan mejores que sus vecinos.
Es tal la coincidencia entre ambas que casi da miedo.
Incluso coinciden en la inquina visceral que ambas parecen sentir hacia la raza hebrea.
Y, además, si uno habla con uno de ellos (nacionalistas) te dirán, sin empacho, que ellos no necesitan el chauvinismo, eso lo dejan para los españolistas imperialistas, porque ellos no necesitan auto elogiarse para sentirse los mejores. Eso ya lo saben… ¿…?

Y yo lo vengo repitiendo una y otra vez, el nacionalismo de campanario, ese nacionalismo rancio y fanático hasta el tuétano, que nace de unos individuos que creen a pie juntillas que el individuo que habita en otro pueblo, aunque ese pueblo sea el de al lado, es un ser inferior con el que hay que compartir el menor número de cosas posibles, ese nacionalismo es el mayor obstáculo para que la democracia española pueda vivir y crecer en paz. Es un cáncer que, o extirpamos de nuestro medio, o acabará por destruirnos.

El nacionalismo a la escala que sea acaba empequeñeciendo intelectualmente a la gente.