Estamos siendo Gobernados –manipulados- por un bellaco, un villano, un tipo bajo y ruin, un canalla, un miserable, un ser malo, perverso, taimado y zorro como el mismo diablo.
Un enfermo que vendería a sus padres o a sus hijos con tal de ver colmado su deseo morboso de ser el centro de atracción del mundo.
Él quiere ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro.
Un personaje que, no pasando de ser alguien muy mediocre, a base de trampas –copió hasta su tesis- sucias maniobras y tesón –esto no puede negársele- llegó a cumplir su sueño dorado, ser Presidente de España, algo que él es capaz de repetir –yo soy el Presidente- hasta 50 veces, en una entrevista de radio o televisión de 20 minutos.
Y ahora que lo ha logrado hará lo que sea necesario, sacrificará lo que haga falta, con tal de seguir ahí.
Y para seguir ahí lo primero que necesita es el apoyo de sus socios de gobierno y para recabar ese apoyo necesita tener contento a esos socios.
¿Qué a éstos les parece excesiva la condena por delito de sedición?
Pues se rebaja la condena y punto. Y dicho y hecho: y la pena máxima por sedición pasa de 15 a 5 años de cárcel.
¿Qué a sus socios les parece que el dinero que se funden en embajadas catalanas, propaganda pro de la independencia de Cataluña, viajecitos a países extranjeros para tratar de convencer a los líderes de esos países de que Cataluña es un país, mantener a Puigdemont en Bélgica a cuerpo de rey, etc., etc., no debe ser considerado malversación?
Pues como antes: Se rebaja la pena de 6 a 4 años, y lo justificamos por la “desproporción” de la reforma del PP, que igualó el mal uso del dinero con la corrupción pura… ¿…?
O sea: que con esta ley, tú, que eres alcalde, presidente de una Comunidad Autónoma, o chiringuito estatal cualquiera, puedes coger a tus amigos o a la gente influyente de tu municipio Comunidad Autónoma, sindicato o chiringuito de turno y llevarlos en un viaje de placer a Nueva York, invitarlos a una mariscada en El Grove y terminar la fiesta en un lupanar donde abunde el caviar regado con Dom Pérignon, pasarle la cuenta al erario público, sea este un ayuntamiento, una Comunidad Autónoma, una diputación etc., y aquí no pasa nada porque eso no es corrupción pura… ¿Es así no?
Y por último, en un alarde de sinvergüencería, pretende cambiar las mayorías que debe sumar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), rebajándola, de tres quintos de la cámara a mayoría simple, para elegir a los dos magistrados del Tribunal Constitucional (TC) que le corresponden.
Pretendiendo con esta maniobra forzar el vuelco “progresista” en el Tribunal Constitucional.
– ¿Por qué esta chusma siempre se autodenomina “progresista”? -.
Ante esto, la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), advierte de que el Gobierno se está saltando las normas básicas del Estado de Derecho. Pero para Pedro Sánchez, como si lloviera.
Y en un intento de ponerle freno a toda esta retahíla de tropelías el PP, presenta un Recurso de Amparo, ante el cual Sánchez monta en cólera y clama a voz en grito que “la derecha no se para ante nada”.
El que no se para ante nada, y está llevando a cabo un golpe de estado encubierto, es usted señor Sánchez.
Se ha presentado un Recurso de Amparo, señor Sánchez, algo que esta previsto en las leyes y que es completamente legítimo y legal.
Lo que no es legal, señor Sánchez, es amenazar a los jueces, como ha hecho uno de sus socios, el “señor” Echenique, diciendo que: “esperamos que los jueces no crucen esa línea roja”
¿Qué línea roja no pueden cruzar los jueces?
O tildándolos de golpistas como hizo el “señor” Rufián, cuando dijo que: “los golpistas ahora no entran en el Parlamento con pistola, sino con toga”.
O llamándolos facha directamente, como ha hecho usted, señor Sánchez.
Sólo por eso, si España tuviese lo que hay que tener, ahora mismo el Congreso hubiese sido tomado por el pueblo y usted puesto de patitas en la calle. Pero España no se mueve hasta que sea demasiado tarde.
¿Y usted quiere pasar a la historia como el Presidente que trajo paz y prosperidad a su país?
Usted pasara a la historia como el felón que vendió a su país por seguir en la poltrona. Un traidor, un villano, un cínico megalómano sin escrúpulos, ni vergüenza, ni honor.
Eso es por lo que serás recordado muchacho…
No creemos en la democracia como valor absoluto.
Tampoco creemos en la libertad
- Largo Caballero.
PSOE
Hoy día posiblemente Unamuno diría unas palabras muy parecidas a las de aquel día de su muerte, sus últimas palabras pronunciadas a un antiguo alumno suyo:
«Dios no puede volverle la espalda a España, España se salvará porque tiene que salvarse»
