Palpito Digital

José Muñoz Clares

Triunfa la taberna

Hay dos tipos de tertulias: aquella en que los tertulianos pretenden hacerse escuchar, hablan sucesivamente, no los unos sobre los otros, exponen sus argumentos y el ciudadano queda, si no complacido, sí al menos tranquilo, y el formato que más gusta, aquel en que cada cuál busca su cuota a base de hacerse oír, pisando la exposición de los demás, levantando la voz y atropellando argumentos, lo que convierte la supuesta tertulia en una especie de Gran Hermano con pretensiones, con los gallos encrestados y tirando picotazos a matar. Frente a la ineducación un hombre educado pierde siempre, siendo lo más aconsejable alejarse lo más posible del ineducado en plena en celo. El abusón de patio de colegio, que de mayor da en chulo tabernario, no siempre basa su dictadura momentánea en la fuerza física; las más de las veces es su falta de educación y la vergüenza ajena de los otros lo que le permite irse a casa con sensación de triunfo emborrachante. «Me lo he comido crudo» es la expresión. Otra pasa por «tenerlo acorralado». Da igual que se echen mentiras por la boca porque el espectáculo no está en lo que se dice sino en cómo se dice, aunque sea una sandez irrelevante: lo que pesa es el griterío sobre la voz ajena, momento en que retornamos a la comunidad arborícola que fuimos. Es el momento en que la gente sensata cambia de programa y se queda con la copla mental: a este no los quiero de vecino, que se vaya a chillar a su tribu.
Que a Pedro Sánchez lo habían elegido por guapito y no por listo se lo vimos en la cara y las hechuras nada más aparecer en la tele, y no quedó duda alguna cuando empezó a hacer propuestas. Que lo hubieran elegido por chulo de taberna, eso lo hemos empezado a entender ahora, después de ver cómo se las gasta en un debate que él traduce a sartenazos. El votante moderado de izquierdas se quedó huérfano con el hombre de las cejas circunflejas y vagando de hospicio en hospicio intelectual a la espera de que surja la mujer – de los hombres no esperamos nada – que reconduzca a estos gallos al corral. Algunos no estamos ni para las niñerías del nieto de Ceaucescu ni para los mantras escolásticos y sovietizantes de ese Garzón educado en el catecismo de Marta Hartneker, la visionaria chilena que, lejos de estar momificada junto a la tumba de Lenin – como todos creíamos y ella debería -, sigue predicando a trabajadores y campesinos sobre las verdades que debemos creer, además de haber señalado a Venezuela, Bolivia y Ecuador como lugares a los que hay que mirar para entender cómo se han de hacer las cosas. Así que vagamos huerfanitos y desasistidos, dejados de la mano de los dioses, asistiendo al espectáculo de cómo un partido que alguna vez fue nuestra referencia se está diluyendo en el cráneo – lo de que tenga cerebro resulta discutible – de un guaperas de instituto que todo lo más que tiene que ofrecer sobre Cataluña es el traslado del Senado a Barcelona, equivalente a resolver un divorcio cambiando el color de las cortinas. Si sigue haciendo amigos al modo en que los quiere hacer, el fracaso que él sitúa por debajo de 100 diputados puede triturarlo para todos los siempres y mandarlo definitivamente a su casa a llorar como histérica lo que no supo defender como persona educada. Se cumpliría así la maldición de Rajoy – “Usted no se va a recuperar de lo que ha dicho esta noche” -, dejando al PSOE en busca de quien enmiende la alargada sombra de la estupidez bobalicona de Zapatero y de la intentona fallida de Rubalcaba que, a su vez, repetía otra de Almunia. El PSOE, fiel a sus constantes, sigue siendo su peor enemigo.

 

 

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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