No tienen un pase estos mamarrachos.
En una insensata claudicación ante presiones externas, el ministro de Asuntos Exteriores de Sánchez, el socialista José Manuel Albares, ha avalado este viernes la infame «leyenda negra» sobre la historia de España en América.
Albares ha descrito la relación con México como una trama de claroscuros marcada por el dolor e injusticia a los pueblos originarios durante la Conquista.
«Ha habido dolor e injusticia a los pueblos originarios. Hubo injusticia y justo es reconocerlo hoy y lamentarlo, porque esa es parte de nuestra historia compartida y no podemos ni negarla ni olvidarla», declaró Albares en un acto en el Instituto Cervantes de Madrid, al que asistieron el director de la institución, Luis García Montero, el embajador mexicano Quirino Ordaz Coppel y otras personalidades.
Esta postura, que es una sumisión ideológica sin paliativos del Ejecutivo Frankestein ante los enemigos de España, ignora que la «leyenda negra» –esa narrativa antiespañola forjada en el siglo XVI por rivales protestantes como Inglaterra y Holanda– carece de fundamento histórico alguno.
Historiadores como el mexicano Bernardo García Díaz o el español Francisco Martínez Marina han desmontado repetidamente sus exageraciones: la Conquista no fue un genocidio planificado, sino un proceso complejo de mestizaje y evangelización que salvó culturas indígenas de ritos humanos y epidemias preexistentes, con España promulgando las Leyes de Indias en 1542 para proteger a los nativos, mucho antes que otras potencias coloniales.
Las palabras de Albares surgen apenas días después de que la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum insistiera en su espera por una respuesta a la carta de 2019 de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, exigiendo disculpas por supuestos «abusos» coloniales.
Un reclamo que, para los defensores del legado hispánico, revive mitos blacklegendarios sin sustento en fuentes primarias como las crónicas de Bernal Díaz del Castillo.
Sheinbaum celebró el discurso con un tuit: «Enhorabuena por este primer paso, canciller español. Es la primera vez que una autoridad de España habla de lamentar la injusticia de la Conquista. El perdón engrandece a los pueblos, no es humillante. Al contrario. Reconocer la historia, reconocer los agravios, pedir perdón o lamentar y recuperarlo como parte de la historia engrandece a los gobiernos».
Fuentes cercanas al Ministerio de Exteriores minimizan el revuelo, pero en círculos académicos se habla de una derrota cultural: ¿por qué asumir culpas inventadas cuando España impulsó el Renacimiento americano, con universidades como la de México fundada en 1551, un siglo antes que Harvard? El debate reaviva tensiones bilaterales, recordando que la verdadera historia compartida es de logros mutuos, no de sombras fabricadas.
La mandataria, quien no invitó al Rey Felipe VI a su toma de posesión como protesta por la falta de respuesta oficial a su demanda de disculpas, enfatizó que “el perdón engrandece a los pueblos, no es humillante”.
El Rey, solo ante la presión mexicana
Mientras tanto, la Casa Real se encuentra visiblemente aislada en esta controversia. La negativa del monarca a responder a la carta enviada en 2019 por Andrés Manuel López Obrador, reiterada por Sheinbaum, ha sido vista como una defensa de la dignidad histórica española.
No obstante, la postura de Albares ha evidenciado una clara división interna: mientras el ministro aboga por un “reconocimiento y lamento” del pasado, el Rey opta por mantener un silencio institucional que refuerza la imagen de un Gobierno dividido frente a una demanda internacional cargada de simbolismo.
Este episodio ha vuelto a poner sobre la mesa el debate acerca de la conocida “leyenda negra” antiespañola. Esta narrativa, que data del siglo XVI, ha sido utilizada por los enemigos de España para construir una imagen distorsionada y casi exclusivamente negativa sobre su papel en América.
- La leyenda negra surgió como una estrategia propagandística promovida por potencias rivales como Inglaterra y los Países Bajos, con el objetivo de debilitar a la monarquía hispánica mediante exageraciones e invenciones sobre las atrocidades cometidas por los conquistadores.
- La figura de Bartolomé de las Casas, aunque crucial en la denuncia de abusos, fue utilizada por quienes buscaban socavar el prestigio español.
- El discurso sobre genocidio y exterminio sistemático ha sido matizado por investigaciones históricas recientes que subrayan el impacto desproporcionado de enfermedades y las alianzas indígenas con los españoles.
Por qué España no debe pedir perdón
Aquellos que critican el discurso oficial del Gobierno mexicano y también cuestionan la actitud del ministro Albares recuerdan que exigir una disculpa formal a España simplifica en exceso una realidad histórica compleja e injusta. Los argumentos más frecuentes son:
- Las muertes masivas entre los indígenas fueron fundamentalmente consecuencia de epidemias y no resultado de una política deliberada de exterminio.
- La integración y mestizaje caracterizan al modelo español, diferenciándolo del anglosajón, donde predominan la segregación y el desplazamiento forzado de pueblos originarios.
- La leyenda negra sigue viva gracias a narrativas interesadas; sin embargo, estudiosos y descendientes indígenas demuestran que la realidad es mucho más rica y matizada que esos grandes mitos.
El PSOE y su relación con la memoria histórica
No es inusual escuchar críticas hacia el PSOE por alinearse con posturas consideradas hostiles hacia la memoria y legado español. En este contexto diplomático, las acciones del ministro Albares han reavivado inquietudes sobre si el Gobierno está más dispuesto a ceder ante presiones externas que a defender su propia narrativa.
- Las declaraciones del ministro han sido recibidas con entusiasmo en México; sin embargo, han generado un intenso debate en España. Allí hay sectores sociales y políticos que consideran que se renuncia sin justificación alguna a proteger nuestro patrimonio histórico y cultural.
- Para quienes están en oposición, liderados por Alberto Núñez Feijóo, “no hay razón para sentirse avergonzados del pasado español”, apuntando que el verdadero problema radica en cómo se gestiona actualmente el país.
El papel de la cultura y la diplomacia
A pesar del revuelo generado por este asunto, las colaboraciones culturales entre ambos países continúan avanzando. Esto queda patente con iniciativas conjuntas como exposiciones o los recientes premios Princesa de Asturias otorgados a instituciones y figuras mexicanas. Para muchos observadores, estos gestos deberían enfocarse en fortalecer vínculos y construir un relato compartido basado en el respeto mutuo, evitando caer en dinámicas culpabilizadoras.
- En este sentido, la diplomacia cultural puede ser un terreno fértil para fomentar diálogos constructivos siempre que no se convierta en una vía para rendirse ante narrativas ajenas.
Una polémica que no cesa
Mientras Claudia Sheinbaum insiste en que las palabras del ministro son solo “un primer paso”, gran parte de la sociedad española sigue dividida. Hay quienes ven en este gesto una muestra genuina de sensibilidad democrática; otros lo interpretan como una rendición ante esa leyenda negra tan arraigada. Así es como avanza nuestra historia: resistiéndose siempre a relatos simplistas. La diplomacia puede terminar dejando solo al Rey cuando se pliega ante presiones populistas, debilitando así toda una nación.
