Veteranos de RTVE cogen el último tren

Mayores de 52 años, con una antigüedad mínima de 10 años en la empresa y con contratos fijos e indefinidos es el perfil de los 4.150 trabajadores de RTVE que a finales de este año abandonaran las instalaciones del ente público. Este es el grueso de las prejubilaciones previstas en la reorganización del Grupo de Comunicación del Estado. El objetivo, enmendar un saco roto para las arcas del Estado.

La reforma de RTVE ha creado una agria polémica desde el momento en que fue anunciada. El director de Radio Nacional, Javier Arenas, en una entrevista concedida a Periodista Digital explicaba que

Tiene la complejidad de algo que muchas veces se tenía que hacer pero que nunca se había abordado.

Arenas añadió que

Yo creo que ahora se dan las circunstancias políticas, económicas y sociales. Por más que sea muy difícil yo creo estamos en condiciones de poder hacerlo

.

RELEVO GENERACIONAL

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), dentro del Plan de Viabilidad que diseñó, establece que cada uno de los trabajadores que deje las instalaciones percibirá un 80-87% de su sueldo bruto hasta que se cumpla su edad de jubilación.

Además, también se sumarán a esta reforma los que tengan 50 años el 31 de diciembre que se prejubilarán en los 24 meses siguientes. Se acogerán a la misma remuneración que sus compañeros más veteranos.

La salida de los viejos valores de cadena, abre las puertas a jóvenes realidades que den un cambio de enfoque a la empresa. Para el director de RNE

Se creó un modelo de radio en los años 70 y 80 y es una misión de la radio pública crear nuevos modelos hacia el futuro. Lo cual no quiere decir que tenga que haber una clausura generacional completa.

EFICACIA

Este miércoles, el diario ABC dedica uno de sus editoriales a este proceso de cambio en el RTVE. Bajo el título “El último tren para RTVE” destaca que

Sin adentrarnos en más honduras sobre la conveniencia de un ajuste fino de los números, de lo que ya se ocuparán con mayor celo los representantes sindicales, la propuesta del Ejecutivo es quizás el último tren para RTVE, un ineludible punto de partida para establecer estándares eficaces de tamaño y funcionamiento en la TV pública estatal.

Sería deseable que todas las partes, a uno y otro costado de la mesa negociadora, tuvieran en cuenta la necesidad de pespuntar con doble hilo lo que es un saco roto para los contribuyentes y tengan presente el mandato de las asambleas de trabajadores: alcanzar un acuerdo suficiente que ponga fin a la incertidumbre.

Con todo, el pacto que el Gobierno quiere sellar a toda prisa para su inmediata explotación en el mercado de la opinión pública será sólo el comienzo de la nueva Corporación RTVE.

A continuación habrá que definir con nitidez el coste del servicio público que asuma el Estado cada año para evitar, de una vez por todas, la competencia desleal con las cadenas privadas y garantizar unos órganos de dirección plurales y competentes. Que no es poco.

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