No pintas nada en EEUU si no puedes enviar correos al e-mail secreto del presidente Obama

No pintas nada en EEUU si no puedes enviar correos al e-mail secreto del presidente Obama

(PD).- Anthony Lake trabajó como uno de los principales consejeros de Barack Obama en asuntos exteriores durante la campaña y ambos se escribían mensajes electrónicos con frecuencia. Pero ahora Obama es presidente de EE UU y Lake ya no tiene ese privilegio. «No», zanjó cuando se le preguntó si conocía el buzón electrónico presidencial. «La tenía, pero ya no la tengo».

Subraya Peter Baker en The New York Times que tampoco lo tienen Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, ni Steny Hoyner, el líder de la mayoría demócrata en la Cámara baja, aunque ninguno de los dos usa a menudo el correo electrónico.

Algunos de los que se suponía que estarían entre los elegidos se han quedado fuera, entre ellos muchos miembros del Gabinete, como el secretario de Defensa, Robert Gates, o el de Interior, Ken Salazar.

El vicepresidente Joseph Biden es uno de los pocos que conocen la dirección digital de Obama. Él también tiene su propia, nueva y secretísima Blackberry, un teléfono móvil con rápido acceso al correo electrónico.

La Blackberry se ha convertido en el último símbolo de alto standing en Washington, una ciudad obsesionada por el status. A Obama se le vio la semana pasada probando su nuevo teléfono -en realidad, una variante más sofisticada y codificada- y sus ayudantes dicen que usa un ordenador en su estudio anexo al Despacho Oval.

En este proceso de autorizaciones, se ha abierto todo un debate para juzgar quién debe gozar de acceso directo, telefónico o electrónico, al presidente.

Durante décadas, para tener pistas de quién era quién en la capital de EE UU, muchos rastreaban las listas de invitaciones a cenas oficiales y los registros de visitas a Camp David.

El ex presidente Bill Clinton llegó a crear una nueva clase privilegiada. Los hubo con derecho a pasar una noche en el dormitorio Lincoln, la habitación de invitados de la Casa Blanca, aunque con la contrapartida de que debían aportar fondos a su campaña.

Al reducir al mínimo las cenas oficiales, George W. Bush concedió pocas oportunidades a la élite que quería ostentar su status, aunque lo compensaba con invitaciones para limpiar matorrales en su rancho de Tejas, un honor discutible en los calurosos veranos de Crawford en los que la temperatura alcanza los 38 grados centígrados.

Obama es el primer comandante en jefe que usa una dirección electrónica mientras ejerce el cargo. «Es la versión del siglo XXI del acceso al círculo del presidente», opina Joel Jonson, un veterano consejero de la Casa Blanca durante la era Clinton.

Entre los pocos elegidos en la agenda secreta de la Barackberry se encuentra Rahm Emmanuel, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca; David Axelrod y Valerie Jarrett, ambos altos consejeros; y Robert Gibbs, el secretario de prensa, según aseguran fuentes cercanas al presidente.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, es usuaria habitual de una Blackberry, pero uno de sus portavoces ha afirmado que no estaba al corriente de si ella dispone de la dirección secreta del presidente Obama.

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