Posibilidad real de fractura en el seno de PRISA, propietaria de, entre otros, El País y la Cadena SER. Manuel Mirat, CEO del grupo, maniobra para impedir que el Consejo exija la dimisión de Javier Monzón tras ser imputado, tal y como obliga el reglamento interno.
Mirat es sabedor que una salida de Monzón le colocaría en una posición delicada y trabaja para que eso no suceda. Incluso algunas fuentes internas consultadas por este periódico van más allá y aseguran que es su único aval para seguir como CEO.
Sin embargo, la situación es delicada para ambos. El juez Manuel García-Castellón ha citado a declarar como investigado a Monzón, en la actualidad presidente no ejecutivo de PRISA, en el caso de la presunta corrupción del Partido Popular en Madrid en durante su etapa de presidente de Indra.
Monzón, expresidente de Indra (1992-2015) ha sido citado como investigado junto a Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes, dentro de la investigación sobre la presunta financiación del partido conservador en la CAM.
El reglamento del Consejo de Administración de PRISA dice a este respecto que «todo consejero deberá informar a la sociedad en el caso que sea llamado como investigado, resultara procesado o se dictara contra él auto de apertura de juicio oral en una causa penal por cualquier delito».
Según cuenta El Independiente, en ese caso el Comité de Nombramientos y Retribuciones de la compañía elaborará un informe para elevarlo al Consejo y según norma interna, requerir al órgano de gobierno del grupo para que Monzón dimita de su cargo.
El Español asegura que tanto Amber como HSBC son los dos socios dentro del Consejo que más ganas tienen para que esto suceda. Ambos representan casi el 39% de las acciones de la compañía.
Según esta información, el representante de Amber, Joseph Oughourlian mantiene una relación de enfrentamiento con Monzón, el hombre del banco Santander en el consejo de PRISA, por el control de la compañía.
Según ha podido saber PD, Monzón no tiene previsto renunciar y ahora trasciende que Mirat no permitirá que su renuncia sea efectiva, por lo que la situación interna puede acabar provocando una ruptura inminente.