Denis Prokopenko, el ultra acusado de nazi que ha firmado la rendición del Batallón Azov

Los rusos toman la acería y sacan al líder del Batallón de Azov en un blindado «porque la gente quería matarlo»

El feroz líder de los ultras del Dínamo de Kiev ha comandando durante 86 días la resistencia en Mariupol

Los rusos toman la acería y sacan al líder del Batallón de Azov en un blindado "porque la gente quería matarlo"
Denis Prokopenko. PD

Al final, porque ya no quedaba otra, se han rendido.

El Batallón de Azov, una organización paramilitar que combate en apoyo a las Fuerzas Armadas de Ucrania, ha ordenado “dejar de defender” la ciudad de Mariúpol, lo que implica la entrega de la acería de Azovstal, símbolo de la resistencia final de la zona.

El comandante Denis Prokopenko ha confirmado en un vídeo la rendición en dichas instalaciones, alegando que se trata de una decisión necesaria para proteger la vida de los combatientes y civiles que aún siguen en la zona.

Rusia, por su parte, afirma que Prokopenko tuvo que ser trasladado de la acería de Azovstal “en un vehículo blindado especial” a los territorios controlados por Rusia “porque los residentes lo odiaban y querían matarlo por las numerosas atrocidades cometidas”.

Así lo afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el mayor general Igor Konashenkov.

Prokopenko, señalado por el Kremlin y acusado de nazi por el propio Putin, viene del fútbol.

En 2014, los más feroces hinchas ucranianos fueron incorporados al Batallón Azov, un grupo de ultraderecha.

Lo hicieron con la autorización del Ministerio del Interior, empeñado en la época en la formación de grupos de civiles armados destinados a luchar contra las fuerzas separatistas prorrusas, que finalmente se quedaron con el control de buena los territorios de Donetsk y Lugansk, pero no con localidades rusófonas como Mariupol o Jarkov.

El jefe de este batallón en Mariupol y objetivo número uno de Rusia fue desde el inicio Denis Prokopenko, el histórico líder de los ultras del Dínamo de Kiev.

Desde entonces, se convirtió en el enemigo número uno de Moscú, el hombre que personifica sobre el terreno esa Ucrania “nazi” de la que Putin quiere liberarla.

Entrenado como raider (fuerzas de asalto), se calcula que tiene unos 35 años y acaba de firmar la rendición de Mariupol.

Nadie sabe el destino que espera a Prokopenko, aunque en sus últimas intervenciones el sugirió que podría ser canjeado por militares rusos en manos ucranianas.

En Moscú, lo que se quiere, es juzgarlo pro crímenes de guerra y ejecutarlo.

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