Dicen que a perro flaco todo son pulgas.
El aserto vale a la perfección para José Luis Ábalos, exministro de Transportes en el Gobierno de Pedro Sánchez, al que la semana apunta a ser un auténtico calvario.
A tres días vista para tener que declarar en el Tribunal Supremo por su implicación en el ‘caso Koldo‘, ahora le descubren al que fuera también diputado raso del PSOE un ‘regalo’ más que envenenado.
Resulta que, según informa el diario ‘El Debate’, Ábalos tiene a su nombre un chalet en Perú de 1,2 millones que se construyó con fondos públicos para proyectos benéficos.
El casoplón, según los datos que maneja Alejandro Entrambasaguas, se construyó con subvenciones públicas destinadas a proyectos benéficos.
La vivienda está en la ciudad de Chimbote, muy cerca de la paradisíaca Isla Blanca. La casa tiene una superficie de 900 metros cuadrados repartidos en dos plantas.
La vivienda está inscrita con el número 33.440 y los dueños son el exministro y el empresario valenciano Manuel Valls Ferrer, ya fallecido, por lo que la titularidad a día de hoy es al 100 % de Ábalos, pero este, a pesar de que los diputados y ministros están obligados, nunca dio fe de la existencia del inmueble en ninguna de sus declaraciones de bienes del Congreso de los Diputados.
El exministro de Transportes firmó la compraventa del terreno donde posteriormente se construyó la vivienda en la notaría de Bernabé Zúñiga Quiroz, en Chimbote, el 19 de julio de 1998.
En ese momento el político actuaba como asesor del PSOE en el Ayuntamiento de Valencia y usó su DNI, que acaba en 99, una forma que no tiene ninguna validez en Perú al ser solo válida en España en vez de usar el pasaporte para evitar dejar rastro de la transacción económica. Ábalos entró al país andino como turista y, por lo tanto, no podía hacer ningún negocio. De esta forma, al salir eludía el control del acuerdo al cruzar la frontera.
La vivienda fue construida con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del Ministerio de Exteriores. Ábalos percibió estos fondos a través de Fiadelso, una ONG fundada por él mismo, pero en vez de destinar la vivienda a las personas desfavorecidas que eran las beneficiarias de la subvención, se la quedó él. El exministro alegó en su momento que ponía el inmueble a su nombre para agilizar los trámites burocráticos pero que se comprometía a donarlo cuando finalizaran las obras. Para ello, firmó un acta de compromiso que nunca cumplió.