Resulta intrigante ese clamor para que los políticos nos vendan el bálsamo de Fierabrás
Las ideas y la vida siguen, ay, caminos separados, y así vemos fervorosos partidarios del libre mercado que no encuentran demanda aunque les maten y rojos de la muerte partidarios de nacionalizar el aire que respiramos que se mueven por los mercados como pez en el agua.
Ya he hablado a menudo del magnate trotskista, y no voy a insistir; ahora estaba pensando en el singular caso de Escolar El Chico.
Nacho dice que la igualdad es un valor, y yo le creo porque Nacho es seguramente un hombre honrado. Y por eso imagino que él será el primero en reconocer que su fulgurante carrera difícilmente hubiera sido la misma si se hubiera apellidado, digamos, García Pérez.
Una buena agenda es un plus en cualquier sector; no digamos en el mundillo de la Prensa. Después de todo, se cuentan con los dedos de una oreja los periodistas nombrados directores fundadores de un diario nacional de información general con 32 años y un currículum manifiestamente mejorable (en lo informativo, digo).
Como buen capitalista, Nacho ha hecho valer sus activos y ha encontrado un nicho de mercado que explotar. Y lo hace bien. Que su demanda en cuestión sea la izquierda más ‘enragée’ es lo de menos: son sólo negocios.
El problema -si se puede llamar así- es que el panorama se está llenando de espontáneos y Escolar no puede dejarse ganar por la izquierda, aunque tenga que caer en topicazos decimonónicos, como hace en su última columna, «Duquesas y jornaleros».
Eso, a pesar de que resulta más natural imaginarle junto a una duquesa que junto a un jornalero.
A Nacho le escandaliza que los hijos hereden de los padres, algo sorprendente en Escolar II, y se pregunta qué «tipo de sociedad permite que el reparto del botín de las guerras medievales sea, seis siglos después, uno de los factores económicos más determinantes».
Podría contestarle que una que no considera que el robo estatal sea la solución de la injusticias, o la misma que permite que el reparto del botín de la desamortización de Mendizábal -robo directo a la Iglesia- sea, siglos después, «uno de los factores económicos más determinantes», mientras se censura a la Iglesia por recibir ayudas estatales.
Ventaja para los leones
Si en el siglo I hubiera existido la izquierda, haría la crónica de los mártires como un «conflicto» entre los leones y los cristianos, ‘fifty-fifty’.
Cualquier minoría que se sienta menos que contenta es «perseguida» para nuestra sensible Prensa progresista, pero a los cristianos se les puede cazar como a conejos sin que sea otra cosa que un mmmm… «conflicto».
Lo cuenta ‘El País’ en su primera, informando sobre la veintena larga de cristianos masacrados por las propias Fuerzas de Seguridad de Egipto:
«La violencia sectaria pone el peligro la transición egipcia».
Vaya: si es así, los coptos deben ser la selección maltesa del ‘Mundial religioso’: 24 a 0. Eso es un marcador.
Probemos:
«La violencia interracial pone en peligro el mandato de ‘Herr’ Hitler».
¿Qué tal suena? Invito al lector a que imagine que la Policía contrarrestara una manifestación de los ‘indignados’ produciendo 24 muertos. ¿Matanza? ¿Masacre?
Ahora imaginen que, al día siguiente, ‘El País’ titula que «La violencia política pone en peligro la etapa preelectoral» o, como hace el gurú de Internacional del diario de Liberty, Enric González, «Un conflicto político, no religioso».
La carne de cristiano está barata en la Prensa progresista. ‘Público’ es digno heredero de su fundador, y si este sale con duquesas y jornaleros, la primera del manuscrito rouresí se decanta por el hambre en el mundo, versión trotskista: «La hambruna tiene culpables».
La cosa tiene buena pinta, porque uno espera saber quiénes son esos culpables. Tratándose del colorín trotskista, sin embargo, la intriga no dura: los malos siempre son o los mercados o la derecha.
El secreto del hambre
‘Público’ tiene la enorme fortuna -y el doble sentido es deliberado- de que sus lectores son singularmente poco curiosos, de otra forma quizá se preguntaran por qué en aquellos países donde existe libertad económica nunca hay hambre y en los que no existe abunda, y por qué esta relación funciona invariablemente.
Hijos de la Logse, al fin, ignoran que en la posguerra Corea del Sur tenía un PIB per cápita similar al de Mali, pero tuvo la buena suerte de que la ONU no montó un programa «para ayudarla». Por eso Seúl es una economía rica y avanzada y el socialista Zimbabue, digamos, no lo es.
Dejo para el final la desesperación de Marco Schwartz, jefe de ‘Opinión’ de ‘Público’, ante la indefinición real o supuesta de Rajoy, cuya crónica intenta en «Los mensajes que llegan del PP».
«Para el presidente del PP, todo depende, desde la continuidad del matrimonio entre homosexuales hasta el futuro de los sueldos del sector público», fulmina Schwartz.
En un país que ha visto convertirse la promesa de 800.000 puestos de trabajo en la realidad de dos millones de parados resulta intrigante ese clamor para que los políticos nos vendan el bálsamo de Fierabrás.