Ruiz Quintano compara a Monedero con Iggy Pop, que se retiró cuando se tiró sobre el público y éste se apartó
¡Qué razón tiene este 20 de noviembre de 2014 Manuel Jabois (El Mundo) al decir que preguntar por lo de Cataluña es como «preguntar por el tiempo»! La tabarra nos está hinchando a muchos la cabeza.
La última de los catalanistas ha consistido en que varios concejales del Ayuntamiento de Barcelona le exigen, así como suena, al de Madrid que retire la estatua del almirante Blas de Lezo, porque bombardeó Barcelona durante la guerra de Sucesión.
Esto debe de ser el federalismo asimétrico de Maragall: tú no me puedes decir a mí qué estatua pongo en mi ciudad, pero tú debes pedirme permiso a mí para poner hasta las farolas, y encima me pagas. (Encima, los primeros que bombardearon Barcelona en esa guerra fueron los barcos ingleses y holandeses, aliados del archiduque Carlos.)
Por eso, amigo lector, permítame que empiece con un asunto más liviano: la bronca entre Pedrojota y sus antiguos patronos de El Mundo. Marcello (Republica.com) alaba a su manera a Casimiro García-Abadillo, que ha impedido el regreso de Pedrojota.
La guerra viene de lejos pero alcanzó su cima con un duro artículo de Pedro J. en el que ponía a Casimiro a escurrir. Y Casimiro pudo haber vetado la publicación de ese artículo de los peces y peceras de Pedro J. porque, como director y persona no masoquista, estaba en su derecho. Pero Casimiro lo público en aras de ‘la libertad de expresión’ y luego se descubrió que eso era un truco para, haciéndose la víctima, más adelante echar a Pedro J. del diario y encima prohibirle escribir en cualquier otro medio. O sea, censura total y universal.
Y parecía tontito este Casimiro cuando lo contrataron para director. Pues ahí lo tienen ustedes apuñalando a su padre hasta la saciedad. Y amenazando a la empresa con un ¡él o yo!, como si este Casimiro fuera el mismísimo Ben Bradley del Washington Post, que en la Gloria este. Y así, tacita a tacita y entre unos y los otros están liquidando el periódico y puede que lo logren antes, incluso, que los italianos encuentren a un primo, o un misterioso fondo de inversión, que se haga cargo de Unedisa por unos 180 millones de euros, siete veces ebitda.
Pablo Sebastián cree que la razón está de parte de Pedrojota en la demanda contra El Mundo, pero también le dice que no sea tan rácano, que ya que está forrado pague la multa y recobre su libertad.
Si Pedro J. paga una multa de dos milloncetes podría comprar la llave de su mazmorra y acabar con el contrato de no competencia. Sobre todo porque Pedro J. está ‘forrao’. Pero por lo que se ve el fundador de El Mundo quiere alzarse con el Santo y la ‘limosna’ que no es moco de pavo. Y de ahí lo enrevesado de la situación. Ahora bien Pedro J. debería saber, como sabe, que otros periodistas dejaron ese periódico para recuperar su libertad de expresión y se fueron a la aventura de la vida y sin contratos ni indemnización. Y él, que es inmensamente rico, ¿no puede hacer algo similar pagando la multa y regresando a la batalla de la actualidad? Claro que puede, ¡vaya si puede! Y, entonces, ¿a qué espera? Pues ni más ni menos que a endosar a Casimiro, y a sus adláteres de Unedisa, una dura condena por recortar la libertad. ¡Ahí es ná!
JORGE BUSTOS: PODEMOS ES «LA CASTA DE SOMOSAGUAS»
Me da la impresión de que las tornas están cambiando para Podemos. Ya empieza a no dar miedo, sino risa. A Íñigo Errejón, convertido en el becario de oro, se ha unido la elegía de Monedero a Chávez, su mecenas.
Alfonso Ussía (La Razón) le dedica a Monedero el peor insulto que puede salir de su pluma de niño veraneante a la sombra de los tamarises de San Sebastián y Santander: cursi.
Muy sentido el texto de Monedero. En conjunto, dicho sea con el mayor de los respetos literarios, más cursi que la figura de porcelana «Niña cabalgando sobre un cisne» de Lladró.
Ignacio Ruiz Quintano (ABC) se ríe de la pose de joven rebelde con causa que adopta Monedero (51 años).
Tan joven, por cierto, como Iggy Pop, nuevo hombre de la tónica, que decidió retirarse de los escenarios el día que se lanzó sobre el público y el público se apartó.
Jorge Bustos (ZoomNews.com) recuerda que a Podemos les aplauden los pijos mientras que los obreros prefieren otros partidos o la abstención. No es nuevo: todo partido comunista triunfador ha eliminado al campesinado, la clase con más callos y, quizás por ello, más contrarrevolucionaria.
El último CIS, que identifica al votante mayoritario de Podemos como urbanita de clase media más o menos afectada por la crisis y con estudios universitarios. O sea el pijiprogre, pues el proletariado no enciende La Sexta, evidentemente, sino Telecinco. A los de Podemos les llaman con toda propiedad la casta de Somosaguas: Monedero es profesor de máster en ICADE, Errejón no puede disimular su dicción de niño pijo y las adhesiones ardorosas a su causa no se pronuncian en las fábricas de Fuenlabrada sino en las teterías del Barrio de Salamanca, donde declararse podemista es pura moda trendy como la talasoterapia o la crema de células madre.
-Pues yo voy a votar a Podemosss, tía, que está todo fataaal -se despereza la milf desde el centro burbujeante del spa del Metropolitan.
Podemos es un artefacto puramente teórico, un divertimento de paraninfo cuyo comedido triunfo -ya veremos, queda mucho para las urnas-, más allá de la fascinación por la novedad que agarrota el sentido crítico de los periodistas, se debe a que conecta con los dos caballos negros que tiran del alma nacional: el resentimiento y la picaresca.
A diferencia de los pasados a Podemos, Almudena Grandes y Juanjo Millás (¡traidor, con lo que te ha dado el PSOE!), Jorge Martínez Reverte (El País) no se deja deslumbrar por el Coletas, el Becas y el Orinoco. En una columna de ésas que hay que leer dos veces habla de los chanchullos del Parlamento Europeo. Un poco raro hasta que el lector avisado (usted y yo) recuerda que Podemos sólo tiene cnco cargos electos y todos ellos en esa cámara.
No se a qué viene tanto escándalo con el presidente de Extremadura, exbombero José Antonio Monago, por unas pequeñeces relacionadas con sus viajes privados. Fijémonos en Europa, que ha sido siempre nuestro referente moral desde la política. Los europarlamentarios (los de Podemos, también) cobran todos los meses 4.200 euros para gastos generales relacionados con su actividad. Una buena cantidad que no hace falta justificar seriamente.
Bueno, pues nuestros parlamentarios europeos (todos los europeos) no han protestado todavía contra esta miserable práctica que les beneficia, como tampoco han renegado de los generosos fondos de pensiones que ellos mismos se votan.
Monago ha tenido que pasar por la vergüenza de contar lo de su novia y los europeos que gozan de este dineral semiclandestino ni siquiera tienen que ver la foto de su novia publicada en la contraportada de algún diario deportivo. ¡Monago, compañero, qué europeo eres!
GISTAU ECHA DE MENOS A GALLARDÓN EN LOS PLENOS DEL CONGRESO
David Gistau (ABC) la emprende con uno de los niños prodigio (o sea, memoriones) de este Gobierno: Rafael Catalá.
Una constante de este gobierno es la progresiva sustitución de las personalidades fuertes por otras más dóciles con el afán de control absoluto de la vicepresidencia. Esto tiene el inconveniente de que a veces, al necesitar a un orador con carácter que rebata un infundio repugnante, el gobierno se encuentra con que sólo dispone de un oficinista balbuceante como Catalá.
El infundio lo puso en circulación Errekondo, tosco de dicción y de manazas, cuando sugirió que a Josu Muguruza lo asesinaron los servicios del Estado. Catalá, con la retórica huera de los tecnócratas y con un tono de voz como de no molestar en el cine, ni siquiera fue capaz de responder que para ese asesinato resuelto ya hubo una sentencia que dio por demostrada la iniciativa de ultras con voluntad de venganza. Lo que hizo fue decir que el Estado siempre paga las indemnizaciones, como admitiendo tácitamente. Y luego colocó un precario «creo» en su alegato legal: «creo» que aquí se respeta la ley. No debe extrañar que Errekondo sonriera en su escaño, atónito ante el gol en propia puerta que acababa de concederle su primera victoria parlamentaria en toda la legislatura.
Contra Gallardón querría haberlo visto ayer.
Raúl del Pozo (El Mundo) defiende a los viejos o veteranos o panteras grises. Le veo votando a Rajoy para combatir la efebocracia.
Los abuelos saben que la edad ya es una ideología. Antes se creía que aportaban experiencia, sabiduría, pero para eso los jóvenesya tienen internet. Ni venerables, ni sabios, ni goles en el descuento, ni pollas en vinagre.
Caballeros o reyes, están siendo o han sido jubilados todos los que mandaban desde la Transición. Lo más sorprendente es que la política de rejuvenecimiento -idea de Mao- también está llegando al PP. Dicen que Mariano Rajoy está acertando en las cosas grandes: impedir la quiebra y el rescate, la abdicación del Rey, incluso la revuelta catalana. Pero hay una amplia zona de su partido que no lo soporta y dice que no va a ser candidato un abuelo de 60 años entre jóvenes aspirantes.
Y Arcadi Espada (El Mundo) le zumba al pueblo, que no sabe lo que quiere.
El pueblo español vive un profundo afán, méramente cómico, en torno de los privilegios. Su penúltima hazaña consistió en exigir los tickets de la lavandería a los diputados.
El pueblo no sabe que el llamado privilegio no es más que la cara obligatoria de la exigencia y de la responsabilidad, y que eso, justamente, y no tickets, es lo que ha de exigir a sus representantes.
El pueblo quiere una monarquía sin privilegios, como mañana querrá una república hereditaria. Desde que dejó de cortar cabezas, el pueblo vive en un oxímoron permanente. Tengamos paciencia.
Mayte Alcaraz (ABC) alaba a la duquesa de Alba, ahora que se acerca el momento de su muerte, por no someterse al «qué diran», de derechas o de izquierdas.
Hay algo sugerente en su comportamiento desacomplejado que pocos son capaces de copiar en un país de complejos y medianías. Dicen sus enemigos que su patrimonio le ha consentido ser iconoclasta. Sin embargo, otras estirpes, pudiendo marcar territorio, solo consiguieron confundirse con el anodino paisaje. La metáfora de los últimos momentos de Doña Cayetana, renuente a dimitir de la vida en un frío hospital, dibuja una personalidad contundente, de una fortaleza moral envidiable en los tiempos del cólera que vivimos. En esta España mezquina y criticona, la Duquesa es un ejemplo de convicción frente a lo políticamente correcto y a los convencionalismos al uso.
CAMACHO: JOHN WAYNE SE HA IDO AL BAR A TOMARSE UNA CERVEZA
Se me nota que no tengo ganas de tratar la tabarra catalana, ¿verdad? Lo reconozco, pero qué remedio. Además, se ha enredado con las puñetas de los fiscales.
Victoria Prego (El Mundo) parece algo aliviada de las preocupaciones que tenía ayer, cuando denunciaba que el nacionalismo, como la niebla que oculta a los vampiros, había penetrado en todas las instituciones del Estado.
Lo sucedido ayer en la reunión de la Junta de Fiscales de Sala es una noticia muy tranqulizadora (…) porque se impone por fin un principio elemental en un Estado de Derecjo cual es el cumplimiento de la ley y el sometimiento de todos, sin excepción alguna, a las resoluciones de los tribunales.
Pero se teme que al final el Gobierno imponga su autoridad a Eduardo Torres-Dulce.
El Gobierno: ¿permitirá al fiscal general cumplir con su obligación constitucional o intentará que la abandone en un determinado momento si eso conviene a sus intereses políticos? Ay.
Ignacio Camacho (ABC) recurre, con retraso, a las imágenes de Solo ante el peligro para describir a Torres-Dulce. Lo más destacable es que compara a Rajoy con John Wayne.
La Junta de Fiscales de Sala ha aliviado el atolladero en que se había metido Torres-Dulce por su escrupuloso empeño en defender la autonomía de su función, aunque de este enredo sale con plomo en las alas. El Gobierno ha incrementado la desconfianza que le tiene desde hace tiempo y su autoridad jerárquica ha recibido un revés que la deja mellada. Estar solo no es mala cosa en un cargo que exige la libertad determinante de la separación de poderes, y un cinéfilo experto en western como él sabe que está condenado a ejercer el simbólico papel de Gary Cooper en la estación o de Jimmy Stewart en el pueblo de Liberty Valance. Pero le queda poca munición en su cartuchera y el John Wayne que lo podía sacar del apuro se ha ido a otro bar a tomarse una cerveza.
Patxo Unzueta (El País) sigue dando legitimidad a los datos de la seudo-consulta catalana, en la que se puede votar hasta el día 25. En la línea de su periódico sostiene que hay que tener en cuenta a todos, porque si no, y éste es un argumento nuevo, puede ocurrir lo de Bosnia.
Hay que tomar en consideración las demandas de esa fuerte minoría políticamente activa, pero sin prescindir de la mayoría que se ha expresado mediante la abstención. Lo contrario sería contradictorio con la pluralidad constitutiva de la sociedad catalana. En 1992 se celebró un referéndum de autodeterminación en Bosnia-Herzegovina. La comunidad serbobosnia, que suponía cerca del 40% de la población, en desacuerdo con la separación de Yugoslavia, se abstuvo en masa, pero ello no fue considerado a la hora de sacar consecuencias prácticas del resultado. Con el efecto de favorecer una amplísima mayoría independentista y una inestabilidad que costó miles de muertos.
Abel Hernández (La Razón) conjetura que el entusiasmo federalista de Pedro Sánchez es una maniobra para impedir qe el PSC se separe del PSOE o se hunda irremisiblemente, de manera que deje a los socialistas sin posibilidades de volvre a gobernar.
Rajoy ha acusado al nuevo líder socialista de no ofrecer más que eslóganes vacíos de contenido para abordar la cuestión catalana. Se refiere a la propuesta de Pedro Sánchez de emprender una reforma constitucional que cambie el actual régimen autonómico por un régimen federal.
Me parece que el presidente del Gobierno, que aparentemente tiene en esto las ideas claras, está convencido de que lo que busca en realidad Sánchez es un arreglo casero para que no se desgarre del todo el PSC del tronco común. La «España federal» es el eslogan con viejas resonancias republicanas que puede servir de pegamento. La equidistancia entre Rajoy y Mas en que se ha situado el nuevo líder socialista, porque a la fuerza ahorcan, y que arrastra a medios y sectores de opinión, más capacitados para los eslóganes que para la reflexión serena y el análisis de las consecuencias, es una de las causas de que nos cueste tanto salir del berenjenal y de la crecida de los populismos.
La columna ridícula del día es para Enric Juliana (La Vanguardia), por la suya, titulada ‘Un fiscal, un general, un cardenal’.
Tres estampas para el tercer aniversario de la victoria del Partido Popular en las elecciones del 20 de noviembre del 2011. Mariano Rajoy logró convencer a 10,8 millones de electores de que la solución a la crisis pasaba por sus manos. Obtuvo una contundente mayoría absoluta y decidió afrontar en solitario la grave situación, sin pactos políticos, sin pactos sociales, sin pactos territoriales.
Tres años después, la relación del Estado con Cataluña se llama querella, el jefe del Ejército ve la metrópoli en peligro y el cardenal más amigo del Gobierno escribe que España está que arde.
A Juliana ya sólo le falta un banquero para tener montada la timba españolaza.