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Los cinco despidos mediáticos de periodista Miguel Ángel Aguilar

Los cinco despidos mediáticos de periodista Miguel Ángel Aguilar
Miguel Angel Aguilar con Mario Vargas Llosa. EP

Miguel Ángel Aguilar ha sido despedido… otra vez, cabría añadirse. Y es que Aguilar, que pertenece a ese destacado grupo de periodistas puntas de lanza en el tardofranquismo (defendiendo la democracia cuando no todos lo hacían), la transición, el felipismo y el aznarato, ha sufrido ya cuatro destacadas ‘defenestraciones’ periodísticas, ninguna exenta de polémicas a las que ahora suma la quinta. Si algo ha marcado toda su trayectoria junto a la defensa de su independencia y su pasión por la historia de los periódicos, ha sido su rebeldía.

Diario 16 y el ‘golpe’ antes de tiempo

Aguilar fue el primer gran director de Diario 16, tras unos primeros años sin una cabeza clara. Ya era un peso pesado por su etapa en el diario Madrid o en revistas anifranquistas como Posible, donde logró poner de los nervios a figuras del régimen como Emilio Romero o José Antonio Girón. En su periodo en Diario 16 el diario marcó un estilo más informal y juvenil que el habitual aquellos días, con columnistas osados como el histórico Cuco Cerecedo, cuya fundación es presidida por el propio Aguilar. Por desgracia las ventas no le acompañaron ante una empresa tan débil económicamente como el Grupo16.

Su final estuvo marcado, aparte de por falta de ventas, por la crisis que supuso que Aguilar desvelara en 1980 un supuesto intento de golpe de Estado del general Torres Rojas que no pudo probar. El despido no se ‘camufló’ con una marcha voluntaria acordada: el titular fue ‘Miguel Ángel Aguilar cesado’, algo casi sin precedentes hasta ese momento y con su negativa a aceptar los puestos-florero que le ofrecían (vicepresidente del grupo). Aguilar lo tenía claro: si le echaban, no sería a escondidas. Un año después saltaba el 23-F y resultó que Torres Rojas sí que era un golpista, aunque el Grupo16 nunca quiso rectificar su decisión (dejando aparte que con Pedro J. Ramírez, el sucesor de Aguilar en el timón, la empresa pegó un subidón impresionante).

Pelea de gallos en la Agencia Efe

Tras una primera etapa en El País, Miguel Ángel Aguilar fue nombrado Director de la Agencia Efe a propuesta de Felipe González, al tiempo que otro periodista amigo del citado presidente, Afonso S. Palomares, era nombrado presidente. Aquel intento de ‘bicefalia’ en Efe acabó con un rotundo fracaso sobre las competencias de cada uno. La pelea entre ambos, que incluyó dimisiones y destituciones de cargos intermedios en la mayor crisis interna padecida por la agencia pública, que culminó con la defenestración de Aguilar por parte de Palomares, que no dejaba de ser su superior jerárquico. Tampoco se calló entonces Aguilar, que no tuvo problemas en detallar desde la radio aquel conflicto con la transparente claridad que le caracteriza.

Un Sol de eclipse fugaz

Si la caída de Efe fue dura, aún mayor fue la de El Sol (1990-1991), un periódico que la editorial Anaya intentó sacar para disputar lectores de centro-izquierda a El País bajo el paraguas del socialista Alfonso Guerra. Quizá el proyecto hubiera salido adelante si la empresa hubiera apoyado algo más a Aguilar, que tuvo un gran éxito con su cobertura de la guerra del golfo. Pero aquellos gestores consideraron consideraron que Aguilar no era suficientemente ‘guerrista’ por no defenderle a capa y espada al estallar el caso del ‘hermanísimo’. Aguilar fue fulminado de la dirección, como los otros cuatro periodistas que tuvieron el cargo de ‘director’ durante los escasos meses que duró aquel experimento periodístico hoy estudiado – junto a ‘Claro’ – como el modelo de periódico nacional que una empresa no debe seguir si quiere salir adelante.

¿Telecinco invención o realidad?

Pero es probable que su despido más discutido fuera el de Telecinco, cadena en la que aterrizó tras su salida de El Sol. Ahí fue, desde presentador de informativos de fin de semana, hasta comentarista estrella en los telediarios de Luis Mariñas. Precisamente, en uno de ellos, allá por el año 1997, durante un comentario para reprochar el control que, según él, tenían Amedo, Garzón y Pedro J. Ramírez de la investigación judicial del caso GAL usó la expresión: «la justicia cabalga a lomos de hijos de puta». Al día siguiente no volvió. Según él, por presiones directas del Gobierno Aznar (léase M.A.R.), según Telecinco, su contrato acababa ese día y no le renovaron. Si es así, Luis Fernández, ejecutor de aquel cese, tendrá que reconocer que la casualidad daba pie a las suspicacias.

El precio de la sinceridad

Ahora Miguel Ángel Aguilar ha sido despedido de El País después de poner de relieve el deterioro de la imagen de ese diario en un reportaje del NYT. Muchos se preguntaran porque no optó por abandonar PRISA antes de formular aquella crítica, y así ahorrar a alguien de su prestigio el tener que padecer la desagradable carta de despido. ¿Acaso él no lo entendía como crítica sino como mera descripción de una realidad? Muchas son las anécdotas que se cuentan en la profesión periodística sobre las veces que la franqueza y el ingenio de Aguilar en cenas y reuniones le ha ocasionado problemas por dejar en evidencia a quien no convenía. Quizá el despido en su casa, más que como un bochorno, pueda entenderse como una medalla más de quien ha defendido su libertad de opinión incluso por encima de sus propios intereses laborales. Una vez más, Aguilar ha hecho honor a su fama de rebelde.

J. F. Lamata

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