EDITORIAL EN 'EL PROGRAMA DE ANA ROSA'

Ana Rosa regresa a las mañanas de Telecinco con un palo colosal contra Pedro Sánchez

"Si queremos dar la vuelta a un tentetieso no debemos golpearle. La única manera de desactivarlo es quitarle el peso que tiene dentro"

Ha sido un año y medio alejada de las mañanas.

Pero Ana Rosa Quintana, después de meses ‘tardeando’, regresa a su franja fetiche, la matinal, en la que vuelve a retomar su faceta más política.

Este 3 de febrero de 2025 arrancó ‘El Programa de Ana Rosa‘ (Telecinco) sacudiendo a diestro y a siniestro al Gobierno Sánchez.

La afamada periodista no le ha perdido en todos estos meses el pulso a la actualidad diaria y demostró en los primeros minutos de su espacio que sigue estando en plena forma y que los actuales inquilinos del Palacio de La Moncloa pueden ir temblando el día que les toque presentarse en el plató de la primera cadena de Mediaset… si es que se atreven, claro.

La presentadora fue a saco detallando todos los frentes que tiene abiertos Pedro Sánchez:

Muy buenos días a todos. Esta es la temporada número 20 del programa de Ana Rosa. Y gracias a ustedes por seguir ahí. Para nosotros es una cuestión de confianza. Precisamente, Pedro Sánchez se tiene que someter a una cuestión de confianza antes de mes y medio. Es el plazo que le ha dado Puigdemont, que es el que manda, para ganarse su confianza ciega. Para convertir el Parlamento en el Congreso de las tentaciones. Si no lo hace, Sánchez tendrá que ver ante sus ojos cómo sus socios de legislatura se alían entre ellos y le son infieles con otras formaciones. Pero no verán a Sánchez llorar ante las cámaras porque una vez más se convertirá en un tentetieso. Ese juguete que siempre se tambalea pero que nunca se llega a caer. Da igual de dónde le llegue el golpe porque siempre se pone de pie. Aunque al levantarse no tiene por qué mirar al mismo sitio. Gracias al lastre que lleva debajo siempre se queda en pie. En los últimos tiempos Sánchez ha recibido varios golpes y se ha levantado.

Ana Rosa procedió a enumerar los palos recibidos por el presidente del Gobierno socialcomunista:

Golpe número uno. El fiscal general del Estado, imputado, negándose a declarar ante el juez, ha sido como ver a un juez que no le ha dado la fuerza. O un árbitro metiendo un gol para ganar una apuesta. La excusa que ponen por las filtraciones de datos reservados es que 60 personas accedían a los correos de la Fiscalía. Incluso señalan a la señora de la limpieza como responsable de dejar como la patena el correo del fiscal. Los cambios de móvil cada seis meses por seguridad. Pero la contraseña de la Fiscalía en el conchopán de la cafetería. Cuestión de confianza.

El siguiente se refirió a la caída en desgracia de uno de sus hombres de confianza, José Luis Ábalos, exministro de Transportes:

Segundo golpe al presidente tentetieso. La imputación a tres personas de su máxima confianza. Su ex mano derecha, José Luis Ábalos, envuelto en una trama de corrupción digna de torrente. Su mujer por tráfico de influencias. Y su hermano por, entre otras cosas, crearle un puesto de trabajo para no ir a trabajar. Vamos, el sueño de cualquier hombre. Ya lo decía, jefito, no hay nada como la familia unida. Cuestión de confianza.

Y el tercero fue con relación al decreto omnibús:

Golpe número tres al tentetieso de Sánchez. Presenta un decreto ómnibus que finalmente se convierte en un decreto microbús porque Puigdemont quiere dejar fuera los dineros. Quiere negociar de tú a tú con el Gobierno. Cuestión de confianza. La España plural consiste en pactar una financiación singular. Sánchez, en quien más confía, es en sí mismo. Y por eso se ha convertido en el Iñaki Perurena de la negociación. Va a levantar pesadas piedras para buscar votos. Y si para que siga de pie tentetieso tiene que conceder una amnistía, unos indultos, reformar el Código Penal o conceder una fiscalidad singular, lo va a hacer. No son votos debajo de las piedras. Son votos que pesan como piedras.

Para Ana Rosa Quintana, la cuestión no es cebarse con Sánchez, sino tirar contra quienes le sostienen, hacer que le retiren su apoyo:

El truco es el peso. El peso no le permite caerse, pero no va a ningún lado. Nunca avanza, gira y gira, pero siempre se queda en el mismo sitio. Si queremos dar la vuelta a un tentetieso no debemos golpearle. La única manera de desactivarlo es quitarle el peso que tiene dentro. Sánchez se ha convertido en ese dentista donde el cliente llamado Puigdemont le agarra y le dice no nos haremos daño, ¿verdad? Cuestión de confianza. Porque como piensa Puigdemont, donde hay confianza, rascar.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

Lo más leído