(PD).-A la niña de Felipe casi se le atraganta ayer el «Viva España, Viva el Rey». Lo pronunció con desgano porque ya se sabe que a la ministra –nacionalista catalana hasta la médula- le va una idea muy difusa de España. Chacón es la jugada más provocadora de ZP, un «trágala» en toda regla a los mandos del Ejército en un Gobierno donde se impone la corrección política extrema, la propaganda y el marketing por encima de todo.
Con solemnidad sobreactuada, ayer le tocó a la «rojiverde» ministra de Defensa lucir embarazo delante de las FF.AA. Un gobierno posicionado desde la seducción no podía tener otra imagen. Como afirmó Francisco Camps, «A Zapatero sólo le queda crear un Ministerio del Amor y la Fraternidad».
Ayer la ministra sembró todas las dudas. Su nerviosismo y desgano fueron evidentes. Habrá que esperar a que se pronuncie Ceuta y Melilla y las constantes reivindicaciones de Marruecos, en su intento por anexionar las dos ciudades españolas, y por la indisoluble unión que siempre ha caracterizado a la institución del Ejército y a los melillenses y ceutíes.
El acto castrense arrancó con una fotografía inédita, estampada para la historia: era la primera ministra, y embarazada de siete meses, que recibía honores de ordenanza y pasaba revista a las tropas. Le acompañaba su predecesor, José Antonio Alonso y, rezagado, el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Félix Sanz.
Alonso tomó la palabra para despedirse. Le sucedió Chacón. La ministra dio las primeras pistas de cómo encauzará su gestión. Seguirá las mismas premisas, dijo, que había articulado el ya portavoz parlamentario del PSOE: “Trabajo, discreción y eficacia”, virtudes compartidas por las FAS. Tampoco se olvidó de su lado catalanista al destacar que acomete su nueva misión «movida por el profundo amor» hacia una España «unida», pero también «diversa», el nuevo adjetivo que sustituye al «plural» de la anterior legislatura.
«Capitán, mande firmes. Digan conmigo: ¡Viva España! ¡Viva el Rey!». Esta fue su primera orden que pronunció sin entusiasmo. Momentos antes se había producido la imagen más esperada, aquella que pasará a la historia por mostrar a la primera ministra que pasa revista. Con la guía de su predecesor, José Antonio Alonso, y acompañada por el Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEMAD), Félix Sanz Roldán, pasó revista, en el patio de la sede del ministerio, a una compañía mixta de los tres ejércitos. Lo hizo con gesto serio y casi sin mirar a los soldados, sin poder ocultar su nerviosismo en un momento en el que decenas de cámaras seguían sus pasos.
Chacón comenzó su alocución con un reconocimiento a los militares desplegados en el exterior, quizá porque su estado de gestación le impida visitarles inmediatamente. La ministra rindió homenaje a los fallecidos. «El testimonio de su entrega ilumina nuestras vidas», destacó. Tras el discurso, antes de abrazar a sus allegados, saludó a las familias de varios fallecidos, invitados por primera vez a una toma de posesión. Entre ellos estaban representantes de la asociación de víctimas del Yak-42, que se mostraron sorprendidos por su gesto.
