En La Retaguardia de este martes 25 de noviembre, Eurico Campano analiza con Mario Garcés la última traición de Pedro Sánchez a los casi 1.000 asesinados por la banda terrorista ETA, a sus compañeros del PSOE asesinados por los terroristas y a sus propias promesas. Y es que en contra de todo eso, Sánchez llegó a reunirse con el terrorista y secuestrador Arnaldo Otegi para que el comando político de ETA apoyase su moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy.
Koldo García, el antiguo escudero de Ferraz y mano derecha de José Luis Ábalos, ha dejado atónita la sala de máquinas de Moncloa al confirmar, por segunda vez y sin dudar, que en 2018 llevó a Pedro Sánchez y Santos Cerdán a un caserío vasco donde les aguardaba Arnaldo Otegi. El objetivo: negociar el apoyo de los etarras a la moción de censura que destituyó a Mariano Rajoy.
Este asunto, que parecía ser solo uno más de esos rumores que circulan por los pasillos del poder, ha cobrado la magnitud de un auténtico terremoto político tras la confesión directa de Koldo. La respuesta no se ha hecho esperar: desde Moncloa y el propio presidente han salido a desmentir con firmeza la existencia de tal encuentro, mientras Otegi incluso amenaza con dimitir si alguien presenta pruebas. Sin embargo, el daño ya está hecho; la sombra de la duda acecha los acuerdos de 2018 y aviva aún más las llamas de la crispación.
La historia tiene todos los ingredientes del mejor thriller político:
- Mayo de 2018: Tras conocerse la sentencia del caso Gürtel, Sánchez busca apoyos para su moción contra Rajoy.
- Un Toyota Rav4 blanco, propiedad del PSOE, parte desde el aeropuerto de Bilbao con Sánchez y Cerdán a bordo. Al volante: Koldo García.
- Destino: un caserío en el País Vasco, donde Otegi, lider del comando político de ETA, espera junto a su círculo cercano.
- Organizador: Antxon Alonso, empresario navarro y socio de Cerdán en una constructora bajo investigación judicial.
Koldo, cuestionado por los medios, responde sin titubeos: “Es cierto lo publicado, no puedo desmentirlo bajo ningún concepto. Era mi trabajo llevar a las personas donde debían”.
La reacción del Gobierno ha sido rotunda: se trata de un bulo, una fake news y una “brutalidad” contra la democracia. El ministro Óscar López ha reiterado hasta el cansancio que “la verdad importa” y que Sánchez nunca se reunió con Otegi. Desde la Secretaría de Estado de Comunicación aseguran que “no haremos comentarios” sobre informaciones que consideran infundadas. Otegi, por su parte, se muestra indignado y desafía a cualquiera a probar que esa reunión tuvo lugar: “Si alguien lo demuestra, dimito”. Y concluye: “Koldo García miente y El Español miente”.
La oposición no ha perdido tiempo para aprovechar la ocasión. El PP exige explicaciones, dimisiones y elecciones inmediatas. “Sánchez ya no controla lo que se dice. Estamos viendo en directo las puñaladas entre los miembros de esta trama. Así funciona una mafia”, ironiza la portavoz popular en el Congreso, Ester Muñoz.
Por su parte, Vox ha anunciado una querella ante el Tribunal Supremo contra Sánchez por presunto falso testimonio en sede parlamentaria y reclama que comparezcan todos los supuestos participantes del encuentro.
El escándalo va más allá del caserío. El organizador del encuentro, Antxon Alonso, es socio de Cerdán en la constructora Servinabar, investigada por supuestas comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones públicas. Según informes elaborados por la Guardia Civil, el PNV habría exigido cargos en organismos públicos a cambio de su apoyo a la moción de censura. Un trueque que indigna a esta formación vasca, muy atenta a las filtraciones.
Aitor Esteban, líder del PNV en el Congreso, lo resumía con ironía: “Vivimos siempre bajo tensión. Si yo fuera Sánchez, estaría pensando seriamente en cómo y cuándo convocar elecciones”.
La figura de Koldo García se erige como epicentro del sismo político. De chófer y escolta a presunto delator; Koldo está citado a declarar ante el Tribunal Supremo para revisar medidas cautelares en otros casos. Su confesión llega en un momento crítico para Moncloa e invita a especular sobre sus posibles motivaciones: ¿venganza contra Sánchez tras haber sido relegado? ¿Una maniobra para salvarse judicialmente? ¿O simplemente un ajuste interno tras ser señalado como una “relación anecdótica” por el propio presidente?.
La “manta” que lanza Koldo no solo arrastra consigo a Sánchez; también reaviva el debate sobre la legitimidad de los pactos parlamentarios, el uso indiscriminado de bulos en política y la transparencia durante las negociaciones. En este clima polarizado donde cada revelación se convierte en munición para adversarios y motivo para desacreditar al Gobierno, la credibilidad institucional recibe otro duro golpe.