Pese a un frágil anuncio de pacto en los últimos días, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha recibido el mayor batacazo político de su mandato.
En parte, por la calculada venganza de su antiguo socio, el PSC, a quién Colau expulsó de su gobierno durante los momentos más álgidos del procés.
La negociación del presupuesto de Barcelona para este ejercicio saltó por los aires este jueves, la víspera del pleno, pese a los acuerdos anunciados por Barcelona en Comú la pasada semana con parte de la oposición.
Pero el anuncio de los socialistas de votar en contra de las cuentas ha roto la aritmética de Colau y la deja al borde de su segunda moción de confianza.
Ahora, los socialistas han decidido votar en contra en la votación de los presupuestos de los Comunes que se produce este viernes, una abstención que sumada a la del PDeCAT -tras un acuerdo con la alcaldesa-, ERC y la CUP obligará a Colau a someterse previsiblemente a la citada moción de confianza.
El giro del PSC ha provocado una agrio respuesta del equipo de la alcaldesa. Su teniente alcalde, Gerardo Pisarello ha arremetido contra su antiguo socio de gobierno y ha acusado al PSC de haber «elegido el rencor por encima de la estabilidad y la ciudadanía».
«Este nuevo selfie del PSC con los partidos de la derecha no es una buena noticia para Barcelona», ha dicho sobre el no de los socialistas, que se suma al del PP y Ciudadanos.
Pero el presidente del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, ha justificado su la posición de su grupo por una «doble claudicación de Colau», ya que según el líder socialista, el preacuerdo entre el PDeCAT -con su abstención- y la alcaldesa es una renuncia a proyectos emblemáticos de Barcelona, como la cobertura del tramo de la Ronda de Dalt y la congelación de tarifas del transporte público y, según el socialista, obedece a intereses políticos que ha tachado de independentistas y no de ciudad.
Asimismo, ha asegurado que no participarán en la cuestión de confianza y que espera que se prorroguen los Presupuestos vigentes por falta de acuerdo: «Los actuales no son los que necesita Barcelona pero son mejores que los que Trias y Colau han planteado».
Por su parte, el líder del PDeCAT, Xavier Trias, ha explicado la abstención de su partido en un «ejercicio de responsabilidad».
Según Trías, la abstención se ha visto motivada por la desaparición en las Cuentas de partidas para la unión del tranvía por la Diagonal y la incorporación de la línea de autobús D30 por la misma avenida en el debate como alternativa.
El PDeCAT ha logrado la retirada de las tarifas de las guarderías «que perjudicaban a las clases medias», así como un plan de choque contra el top manta.
También la concejal de la CUP, Eulàlia Reguant ha afirmado que su grupo municipal no puede apoyar los presupuestos del Gobierno de Ada Colau.
De esta forma, el pleno ha rechazado este viernes el presupuesto de Colau, que deberá recurrir por segundo año consecutivo a una cuestión de confianza para aprobar las cuentas, donde asegura que incluirá las aportaciones acordadas con los grupos con los que las ha negociado.
Las cuentas han contado con los votos a favor de los 11 concejales de BComú; las abstenciones de Demòcrata y ERC, y el voto en contra de Cs, PP, CUP, el concejal no adscrito (Gerard Ardanuy, Demòcrates) y PSC.
El procedimiento para aprobar las cuentas mediante una cuestión de confianza se pondrá en marcha tras llevarlo a un pleno extraordinario que se convocará próximamente; después, la oposición tendrá un mes para acordar un alcalde y un presupuesto alternativo: si no lo logra, las cuentas de Colau se aprobarán automáticamente al terminar este plazo.
